Le queda chico Bellas Artes

AutorEdgar Alejandro Hernández

El artista visual Gabriel Orozco llegó por primera vez al Palacio de Bellas Artes a exhibir una muestra individual y el escenario le quedó pequeño. Ni la sala Adamo Boari, donde presentó su libro Polvo Impreso, ni la Justino Fernández, que exhibe sus grabados, tuvieron la capacidad suficiente para recibir a los centenares de visitantes que se congregaron la noche del miércoles.

Orozco (Xalapa, 1962) estaba seguro de que presentaba un trabajo pequeño, íntimo, "hecho con mucho amor", según dijo. Pero la respuesta del público resultó masiva y desbordó las expectativas. Cerca de 300 personas se reunieron para escuchar los comentarios del editor Jacob Samuel, el escritor Pablo Soler Frost, la directora del recinto, Mercedes Iturbe, y del propio artista.

Casi la mitad se quedó afuera sin escuchar las palabras de la presentación y algo similar ocurrió con la exhibición de los grabados, ya que durante la primera hora era imposible acercase a los 12 aguafuertes por la aglomeración de personas que había en la sala Justino Fernández.

En el lobby del Palacio, Orozco se enfrentaba a todo tipo de preguntas. Los jóvenes le cuestionaban la geometría y proporción de alguna de sus obras, le pedían respuesta sobre algún comentario aislado que hizo dentro del documental Gabriel Orozco, dirigido por Juan Carlos Martín o le solicitaban que fuera a dar una conferencia en la Escuela Nacional de...

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