¡Purpura!

AutorAndrea Ahedo y Dana Estrada

VISIBILIZAN CON MARCHA LOS CASOS RECIENTES DE FEMINICIDIO

'¡Es un asesino!'

Andrea Ahedo

"¡Rautel no es empresario, es un asesino!", gritaron unas 20 amigas de Ariadna Fernanda López.

Para recordar a la joven, de 27 años, vistieron playeras moradas con su silueta y se pintaron girasoles, la flor favorita de Ariadna, en las mejillas.

Valeria y Sara, quienes forman parte del colectivo que pide esclarecer el feminicidio, ya habían acudido antes a una marcha por el 25N, pero jamás pensaron que lo harían para exigir justicia por una de sus amigas.

"Jamás pensé que estaría aquí gritando por mi amiga. Ari era una niña que todo el tiempo estaba feliz. Siempre hacía chistes. Era superalegre", dijo Valeria, quien conoció a Ari hace 5 años.

También llevaban fotografías de Rautel y Vanessa, detenidos por su participación en el feminicidio, así como del Fiscal de Morelos, Uriel Carmona, quien, en un primer momento, rechazó que la muerte hubiera sido homicidio.

"Corrupto", "bastardo feminicida" y "asesino" acompañaban sus retratos, los cuales fueron pegados a las vallas metálica que rodeaban el Ángel de la Independencia y la Catedral.

'Los niños saben... mamá ya no está'

Dana Estrada

Joshua, Fernando y Yamilet, de 6, 8 y 10 años, cargaban ayer con pancartas para exigir justicia por el feminicidio de su madre, Susana Carmona, quien tenía 29 años.

Ella fue asesinada en marzo en Atizapán de Zaragoza, Estado de México, luego de que salió hacía una supuesta entrevista de trabajó, la cual había concertado a través de Facebook. Sin embargo, no volvió.

Tres días después fue hallada sin vida.

Un sujeto fue detenido por el homicidio, tras ser identificado mediante las grabaciones de las cámaras de videovigilancia. Sin embargo, a ocho meses, el presunto feminicida no ha sido sentenciado.

Los familiares de Susana van continuamente a los juzgados para asegurarse que el caso no sea olvidado.

"Nuestros niños saben que su mamá ya no está. Les dijimos que está en el cielo, pero saben qué pasó, aunque quisimos ocultarlo. Lloran y su vida se les rompió, todos hacemos lo que podemos para apoyarlos y amarlos", narró Ericka Jaqueline, cuñada de Susana.

La familia de Susana explicó que vivir una historia de feminicidio es experimentar una ruptura para la que no hay reparación.

En memoria de Moni

Andrea Ahedo

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