Purificación Carpinteyro / Es sólo el comienzo

AutorPurificación Carpinteyro

Somos una nación rica pero un pueblo pobre. México ocupa el decimotercer lugar en la lista de las naciones económicamente más poderosas. Sin embargo, la mitad de la población vive en la pobreza.

La riqueza no es el problema sino su escandalosa concentración. El 0.61 por ciento, es decir 661 mil habitantes, concentra ingresos mensuales de más de 800 mil pesos (500 salarios mínimos). Ocho de cada diez mexicanos viven con menos de 11 salarios, y 33 millones sobreviven con ingresos menores a 1,580 pesos al mes, en cifras de sigmarket 2008.

El problema es la miseria en que viven 11 millones de mexicanos; la pobreza que comparten casi 50 millones con carencias educativas, de salud, alimentación y vivienda; la desesperanza que los lleva a migrar, a abandonar sus pueblos y familias o que los pierde para la violencia.

Nación rica, pueblo pobre.

Los que mucho tienen justifican que para distribuir riqueza primero hay que crearla. Pero las estadísticas muestran una acentuada concentración de riqueza en una décima parte de la población, que de acuerdo con el Banco Mundial pasó del 35.4 por ciento de los ingresos en 2004 al 41.3 por ciento en los últimos cuatro años. Crece la riqueza de unos pocos y se agudiza la pobreza: en ese mismo periodo, el ingreso de la décima parte de la población más pobre se redujo del 1.5 por ciento al 1.2 por ciento.

Las políticas proteccionistas de los gobiernos hasta la década de los ochenta fomentaron la creación y el fortalecimiento de unos cuantos grupos económicos que recibieron prebendas y concesiones exclusivas que les permitieron crecer y enriquecerse, sin preocuparse de competir con otras empresas, fueran nacionales o extranjeras.

Con el cambio de rumbo hacia una política globalizadora, la apertura de fronteras y la privatización generaron una dinámica semejante a la del juego de las sillas, en la que nuevos participantes ocuparon algunas de las posiciones que antes tuvieron otros, que fueron desplazados o absorbidos por los nuevos beneficiarios del favor gubernamental. Pero el número de convidados a la fiesta apenas creció.

Si en la defensa de la economía de mercado los sucesivos gobiernos desde 1988 a la fecha hubieran demostrado consistencia ideológica, se habrían encargado de erigir los cimientos para garantizar la aparición y fortalecimiento de nuevas empresas que compitieran en condiciones de equidad con los grupos establecidos. Pero si bien la incorporación del país a los mercados financieros internacionales...

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