Un purgatorio cómodo

AutorAlhelí Lara

MÉXICO.– Los sacerdotes que infringen la ley de la Iglesia católica purgan una “condena” de lujo. Los acusados son enviados a un centro de rehabilitación con gimnasio, sala de juegos con mesa de billar, dos comedores, cinco cuartos confortables y una capilla.

Mientras se investigan los hechos y se sigue todo un proceso administrativo o judicial, quienes han sido señalados por concubinato, pederastia, tendencia homosexual o bien sufren de alguna adicción como el alcoholismo, pueden ser canalizados a Casa Damasco, sitio creado hace cinco años aproximadamente por Marcelino Hernández, Obispo Auxiliar de la Ciudad de México.

Su exterior alude a un reformatorio, donde resaltan las rejas en cada una de las ventanas de la planta baja, pero su interior es más agradable. Incluso, a su llegada, el infractor es “recibido” por el Cardenal Norberto Rivera, pero sólo en fotografía, al igual que una imagen de San Pablo en el momento de su conversión.

Al abrir la puerta de este centro destaca el color blanco en todas sus paredes, las plantas y objetos de mármol, así como las imágenes del Apóstol y de Rivera Carrera estratégicamente colocadas en el lobby para dar una sensación de confort y acogida, según una de las cuatro hermanas encargadas del cuidado de los enfermos.

De acuerdo con la religiosa, a ese lugar sólo llegan Padres enfermos y cansados que requieren de atención integral. Para ello cuentan con un equipo multidisciplinario conformado por...

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