'Purgado del Ejército'

AutorAbel Barajas

MURAL / México

El General Brigadier Jorge Maldonado Vega aseguró que los grupos de poder del Ejército mexicano utilizan las acusaciones penales para llevar a cabo purgas internas, sin importar si hay evidencias de un delito, y sostuvo que se cometen abusos de autoridad contra miembros de la milicia.

Convertido en el primer militar de alto rango que obtiene su libertad después de haber sido procesado por narcotráfico, Maldonado Vega dijo a MURAL que perdió 5 años de su vida en la cárcel -3 de ellos en La Palma- acusado de delincuencia organizada, sin cómplices; de lavado de dinero, sin poseer recursos; de portar armas, sin poseerlas, y de narcotráfico, sin tener drogas.

Este militar, al que se vinculó con el Cártel de Juárez, dio sus servicios al Ejército de 1951 a 1985. Visitaba en Cuernavaca a Erich Fromm y es paracaidista y buzo.

El principio de sus problemas fue salvarle la vida a Amado Carrillo "El señor de los cielos", en 1989.

"Cuento con el respeto de tirios y troyanos, de delincuentes y personas decentes. Cuando los militares detuvieron y torturaron a Carrillo en Sinaloa, expresé que los oficiales no somos torturadores. Dije que lo consignaran a prisión o yo armaba un gran problema", indica.

Con Enrique Cervantes varios Generales fueron a la cárcel por acusaciones de narcotráfico, como usted y Gutiérrez Rebollo ¿fueron purgas internas?

Desde mi punto de vista, sí se utilizan esas acusaciones para saldar cuentas internas, definitivamente. No puedo decir el nombre, pero sé de un caso que me da vergüenza y es de un coronel destacado, maravilloso. Es indescriptible lo que le han hecho. Esto sucede porque hay sedicia, abuso de poder, porque la gente ha desvirtuado el carácter de un militar.

¿Cómo conoció a Amado Carrillo?

El 23 de abril de 1989 en el restaurante San Angel Inn, Amado me abordó por primera vez y me dijo que me reconocía por mi historia, porque cuando actué en la campaña contra el narcotráfico nunca torturé, ni asesiné, ni recibí dinero y traté con decencia a los prisioneros.

Me ofreció que me fuera con él. Le dije: 'Mire, no tengo estructura de delincuente y tampoco puedo aceptar el mando de un civil sobre mí'. Después de que salió de la cárcel en 1991 sólo lo vi unas 3 veces.

Yo sabía, y era de fama pública, que las más altas autoridades del País lo protegían. En alguna ocasión observé que traía todas las credenciales del mundo, andaba como Juan por su casa en todo el País y nadie lo detenía. Alguien me dice que si era...

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