Puntos... y Contrapuntos... / Serenidad

AutorPedro Mellado

Es verdad que deben ser millones los mexicanos que han sido agredidos, acosados, atemorizados por la delincuencia.

Pero son más, seguramente, quienes se sienten agraviados, ofendidos, burlados, humillados, por la ineficiencia de aquellos en quienes la sociedad ha depositado su confianza y la responsabilidad de cuidar sus vidas, sus bienes y su honra.

El agravio es todavía mayor cuando los ciudadanos observan que la impunidad llega a extremos inimaginables y que en muchos casos es catalizada por la complicidad, la protección y la participación de elementos de los mismos cuerpos policiacos en las organizaciones criminales.

Sin embargo, la sociedad no puede ser atrapada por la paranoia, por el miedo desproporcionado, siempre debe quedar un margen razonable para la sensatez, para que la inteligencia cumpla su cometido y la reflexión se imponga a los impulsos más primitivos.

En ese clima de indefensión frente al crimen se incuban los más desesperados reclamos, que inducen a muchos ciudadanos a demandar la pena de muerte para los criminales y los secuestradores, cuando pareciera que la escala intermedia, antes de ser atrapados por la desesperación, debería ser la exigencia de una mayor eficacia de la autoridad en la disuasión del crimen, en la persecución de los delincuentes y en la procuración de justicia.

Es más redituable para algunos funcionarios públicos, como el mismo Procurador General de la República, Rafael Marcial Macedo de la Concha, complacer a los ciudadanos solidarizándose con sus más íntimos miedos y sus más desproporcionadas exigencias, al proponer que se analice seriamente legislar sobre la pena de muerte, debido a que es un reclamo de la sociedad que se expresó el pasado domingo 27 de junio en la marcha contra la inseguridad en el Distrito Federal.

En el Artículo 22, del Capítulo Primero de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, se advierte, sobre la pena de muerte:

"Queda también prohibida la pena de muerte por delitos políticos, y en cuanto a los demás, sólo podrá imponerse al traidor a la Patria en guerra extranjera, al parricida, al homicida con alevosía, premeditación o ventaja, al incendiario, al plagiario, al salteador de caminos, al pirata y a los reos de delitos graves del orden militar".

Sin embargo, el planteamiento del Procurador va contra corriente con las intenciones del Presidente de la República, Vicente Fox Quesada, quien el pasado lunes 26 de abril envió a la Cámara de Diputados de la...

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