Puntos...y Contrapuntos... / Todos pierden

AutorPedro Mellado

Al final, todos han quedado atrapados en su propio laberinto. Desde dos posiciones irreconciliables, las partes están empecinadas en corroborar las certezas de sus hipótesis y dejan poco margen para la ponderación y la prudencia en la búsqueda de la verdad.

En medio de ambas posiciones hay un enorme agujero negro en el que ninguna de las partes en disputa se ha atrevido a escudriñar con seriedad, por el temor de que pudiera convertirse en el espejo de inconfesables y dolorosas miserias.

La denuncia contra el Cardenal Juan Sandoval Iñiguez, Arzobispo de Guadalajara, a quien la Procuraduría General de la República investiga por el presunto delito de lavado de dinero de origen ilícito, es el capítulo más reciente de esta pugna en la cual desde hace mucho tiempo se perdió el sano raciocinio y se convirtió en una disputa de vanidades, animadversiones, enconos y descalificaciones.

Por su propia iniciativa o por que ha tenido una asesoría equivocada o perversamente intencionada, el Cardenal ha abandonado los terrenos de la sana ponderación y la prudencia que debieran corresponder a la dignidad de su alta investidura religiosa, para ubicarse en un extremo de una disputa pública desgastante que le ha convertido en un protagonista del encono.

La filtración a la prensa del expediente en el cual se le involucra en presuntas conductas ilícitas, ya causó el daño que seguramente sus promotores pretendían, al sembrar en la percepción de algunos segmentos de la sociedad dudas que deberían resolverse de manera reservada, en el ámbito restringido de una investigación del Ministerio Público.

Las presunciones sobre la conducta del Cardenal no son todavía indicios fundados, debido a que el expediente todavía no está integrado ni se han concluido las indagatorias.

Lejos está todavía la posibilidad de que el caso pudiera llegar a los terrenos de algún Juez, que validara la presunción de algún delito.

Sin embargo es por esos senderos por los que inevitablemente seguirá transitando la polémica entre quienes sostienen que la muerte del Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo fue un crimen de Estado, producto de una conjura, y quienes pretenden demostrar documentalmente que la investigación debiera cerrarse, puesto que la teoría de la muerte circunstancial del prelado en el ámbito de una balacera entre narcotraficantes, está jurídicamente probada.

El Cardenal y su principal asesor político, el diputado federal Fernando Guzmán Pérez Peláez, podrían haber coadyuvado en forma...

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