Puntos... y Contrapuntos.../ Amores esquivos

AutorPedro Mellado

Una de las incógnitas que tendrá que despejarse hoy, durante la Convención Municipal del PAN en Guadalajara, es la fortaleza de la alianza que formalizaron, hace por lo menos seis meses, el Alcalde de Guadalajara, Fernando Garza Martínez, y el Gobernador del estado, Francisco Javier Ramírez Acuña.

El propósito de esta "santa alianza" es muy concreto: hacer a Emilio González Márquez candidato del PAN a la Alcaldía de Guadalajara.

Esa comunión de intereses estuvo a punto de naufragar, a finales de agosto, cuando el Gobernador del estado hizo causa común con el presidente estatal del PAN, Antonio Gloria Morales, para someter a juicio sumario a la administración de Fernando Garza, con base en la presunción de que la Dirección de Inspección del Ayuntamiento tapatío era el huevo de la serpiente en el que se incubaba el germen de la más severa corrupción pública.

Hoy podremos corroborar si las heridas han sanado y si el Alcalde y el Gobernador están dispuestos a continuar juntos, en un propósito común, después de hacer ganar a Emilio: ser los jefes políticos del panismo en Jalisco.

Aunque en una contienda final, inevitablemente fatal, de mediano o largo plazo, ambos tendrán que medir fuerzas para definir quien asume el liderazgo absoluto del PAN en la entidad, ya con la mirada puesta en la elección o imposición de candidato a Gobernador, en julio del 2006.

La alianza de Garza Martínez y Ramírez Acuña se fracturó seriamente el pasado 30 de agosto, cuando el Mandatario estatal ordenó a la Procuraduría de Justicia de Jalisco que investigara las denuncias de corrupción en la Dirección de Inspección y Vigilancia del Ayuntamiento tapatío.

Ese día el Alcalde estaba a miles de kilómetros de distancia, en Johannesburgo, Sudáfrica, participando en la Cumbre de la Tierra.

Públicamente se dijo que tanto el Gobernador como la dirigencia estatal panista tuvieron comunicación con Garza para informarle los pormenores de la delicada situación en Guadalajara.

Sin embargo, hay versiones que aseguran que el Alcalde se enteró del desorden en casa hasta que volvió a poner pie en nuestro país; para entonces ya se había consumado el derrumbe de los infiernos.

Advierten sus más leales, que es muy probable que si Garza Martínez se hubiese tardado unos días más en regresar, hasta el puesto de Alcalde hubiera perdido, pues no habría podido conjurar ni controlar el escándalo. Lo hubieran quitado de en medio.

Los recelos entre Garza y Ramírez Acuña tienen su origen en disputas...

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