Pulso Económico/ El mundo de Marcos

AutorJonathan Heath

El pasado 25 de abril el Senado aprobó en forma unánime la iniciativa de Ley de Derechos y Cultura Indígenas y todos los partidos políticos y la Presidencia de la República aplaudieron. El viernes 28, la iniciativa fue aprobada por la gran mayoría en la Cámara de Diputados. En el ínter se conocieron objeciones del Congreso Nacional Indígena y de Xóchitl Gálvez. De un día a otro, el PRD y la Presidencia cambiaron de opinión. Las críticas se han enfocado a las modificaciones que introdujo el Senado a la versión original de la Ley de la Cocopa.

La primera duda es si las modificaciones eran necesarias o no. El subcomandante Marcos calificó la ley como "una burla legislativa" y anunció la suspensión de cualquier contacto con el Gobierno. Sin embargo, el Senado tomó bastante tiempo en estudiar a fondo las implicaciones de la ley y llegó a una resolución seria que difícilmente se puede calificar de ligera. El Senador Enrique Jackson declaró que la ley es para todos los indígenas y debe considerar los derechos de todos los mexicanos. No se puede legislar a favor de las minorías en perjuicio de las mayorías.

Desde un principio había muchas objeciones a la ley de la Cocopa. Fomentaba el racismo en vez de combatirlo. No dejaba claro el alcance de la autonomía. Existía el peligro de que los "usos y costumbres" dieran pie a abusos y prácticas que violaran los derechos humanos. Tenía inconsistencias con artículos de la Constitución en relación con tenencia de la tierra, derechos de propiedad y garantías individuales. De haberse aprobado, no sólo habría dado pie a conflictos legales, sino que daría entrada a que tuviéramos dos tipos de ciudadanos en el país. Una cosa es querer proteger a la comunidad indígena de los abusos históricos y de prácticas racistas y otra es aprobar una ley que fomente la discriminación con el afán de reducirla.

El trabajo legislativo del Senado fue realmente muy bueno y la versión final de la ley incorpora mejorías para el bien de la nación. Es una ley que toma en cuenta los intereses de los indígenas y al mismo tiempo de todos los mexicanos. Evita la imposición de una forma particular en relación con la propiedad de la tierra y preserva el derecho del indígena a escoger si quiere la propiedad privada o no. Elimina la posibilidad de racismo y de abusos a los derechos humanos al incorporar un párrafo explícito que prohíbe toda clase de discriminación. No permite la posibilidad de una autonomía que pudiera terminar en la...

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