Pulso Económico/ La historia del Banxico

AutorJonathan Heath

Con la publicación del segundo tomo de la Historia del Banco de México, Eduardo Turrent se ha convertido de facto en el historiador oficial. Más que una reseña de la vida institucional del Banco, el libro es un relato de la historia de nuestro país desde una óptica original.

El primer volumen fue publicado por el Banco hace 18 años. Describe la fundación y el arranque del Banxico en los años posteriores a la Revolución, su consolidación y los problemas que emanaron del cardenismo, en un periodo de 15 años. En la presentación del libro se dice que "un segundo volumen continuará la narrativa hasta los días actuales". Sin embargo, compactar 60 años de historia en un volumen que resultó no sólo muy ambicioso, sino además nunca hubiera hecho justicia a la riqueza de información y análisis de que es capaz el autor.

El segundo volumen abarca apenas seis años, de 1940 a 1946, pero por las circunstancias resulta un periodo muy intenso y de interés singular. Es el sexenio de Manuel Avila Camacho, que coincide con la Segunda Guerra Mundial, y lo enmarca en una situación económica-social muy diferente. Por un lado, fue una época favorable para México, ya que se resolvieron problemas muy agudos, como el reconocimiento de la expropiación petrolera, la suspensión de compras de plata y la renegociación de la deuda externa. Sin embargo, por otro lado fue un periodo de grandes presiones inflacionarias y de escasez de maquinaria y bienes de capital que surgió por las dificultades para importar por los tiempos bélicos.

El autor describe la circunstancia bélica como una suerte de bendición perversa para la economía mexicana. Se resolvieron antiguos conflictos con el exterior y se estimuló la repatriación de capitales. Pero a pesar de que México se convirtió en un gran receptor de capitales, la abundancia no resolvió la rigidez de la oferta. Por ejemplo, en 1945 tuvimos superávit simultáneo en las cuentas corriente y de capital con una sustancial acumulación de reservas. El Banco de México tuvo que instrumentar una política que evitara la monetización de los influjos de capital. Se enfrentó a muchas dificultades al no existir un mercado secundario para los bonos gubernamentales ni un sistema bancario desarrollado para acomodar una política restrictiva.

Al tiempo de que existía la necesidad de la prudencia monetaria, tanto el director general del Banco de México, Eduardo Villaseñor, como el Secretario de Hacienda, Eduardo Suárez, eran de una mentalidad...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR