Pulso Económico / El primer año del próximo sexenio

AutorJonathan Heath

A pesar de todo lo que ha pasado en los últimos meses, 2006 terminará como uno de los mejores años en materia de crecimiento económico del sexenio de Vicente Fox. No obstante, cada vez se ven más nubladas las perspectivas del año entrante.

En las dos semanas de bloqueos y movimientos de resistencia civil que llevamos, ya se han escuchado reportes de pérdidas en muchos negocios. La mayoría han sido de restaurantes y establecimientos comerciales alrededor de Paseo de la Reforma en el centro de la Ciudad, aunque también ha habido cancelaciones de turistas extranjeros que pretendían visitar al País. No sabemos hasta dónde llegarán las consecuencias y mucho menos podemos cuantificar los daños ocasionados por el PRD, pero es lógico pensar que eventualmente muchas personas inocentes perderán su empleo y algunos negocios terminarán por quebrar. También podemos esperar que baje la inversión en general y en especial la extranjera, por lo que podría disminuir el ritmo de crecimiento de la economía en la segunda mitad del año. No obstante, difícilmente se puede discernir si el efecto total resultará marginal o bien, terminará por ser mucho más significativo.

Hasta ahora, las acciones destructivas se han limitado a una sección relativamente pequeña de la Ciudad de México. Sin embargo, hablan de extender las acciones a otras ciudades y ampliar los movimientos de resistencia a otros ámbitos. Ya vemos una radicalización de los objetivos, que va más allá de simplemente exigir un recuento total de votos; ahora se pretenden cambios institucionales. ¿Qué implica todo esto y qué efectos tendrán sobre la actividad económica?

Hemos comentado anteriormente nuestra fortaleza para superar las alteraciones de la crisis post-electoral. La cuenta corriente de la balanza de pagos terminará el año con un déficit cercano a cero y las reservas internacionales deberán rebasar 80 mil millones de dólares. Las finanzas públicas están equilibradas y la deuda pública externa ha disminuido significativamente. Los acreedores externos están plenamente confiados en que recibirán sus pagos oportunamente y los mercados financieros ni siquiera han mostrado nerviosismo. La inflación se ubica cerca del objetivo de 3.0 por ciento, las tasas de interés han bajado, el tipo de cambio fluctúa poco y tenemos un mercado financiero más profundo. Esto significa que es sumamente improbable que tengamos una crisis como las de 1976, 1982 o 1994. Pero no nos garantiza que podamos escaparnos de una...

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