Pulso Económico / Crédito bancario

AutorJonathan Heath

A pesar de que las tasas de interés que reciben los ahorradores han disminuido sustancialmente, permanece un diferencial relativamente elevado en las que pagan por créditos. Muchos, incluyendo al Banco de México, han criticado a los bancos por ofrecer créditos muy caros. ¿Por qué?

Hace una semana, discutíamos que una de las críticas más comunes a la banca en México es que no cobra los mismos intereses y comisiones que en otros países, en especial en el de origen de cada banco. No solamente tiene una explicación fácil, sino muy obvia, que hasta da pena que el Banco de México sea cómplice de la crítica. La tasa de interés refleja el riesgo del crédito en cuestión y éste es mayor en México que en los otros países. Decíamos que no podemos compararnos con economías más desarrolladas, que tienen ingresos superiores, cultura de pago más enraizada y sistemas financieros mucho más robustos. El respeto a las instituciones, al estado de derecho y a los derechos de propiedad, son precisamente las razones principales que hacen que unos países sean desarrollados y otros no. Desafortunadamente, el nivel de respeto que existe en nuestro país hace que nos clasifiquen como menos desarrollado.

Uno de los episodios más obscuros de la historia económica de México tiene apenas una década de haber pasado. La devaluación abrupta que sufrimos a fines de 1994, provocó un incremento sustancial en la inflación y posteriormente en las tasas de interés, que derivó en una dificultad generalizada para pagar los créditos que otorgaba la banca. Las familias y las empresas deudoras simplemente decidieron que no podían pagar las obligaciones legalmente obtenidas. En ese momento, descubrimos que los derechos de propiedad eran muy precarios y endebles. Estuvimos muy cerca de una quiebra sistémica de la banca, que al final se evitó gracias a la intervención del gobierno federal. Sin embargo, la cultura del no-pago ocasionó que se desplomara el mercado crediticio de 40.9 por ciento del PIB a finales de 1994, a 6.9 por ciento en el segundo trimestre de 2002. En ese lapso, el crédito real directo que otorgaba la banca comercial al sector privado no bancario, se desplomó 78.8 por ciento.

Fue tan intensa la crisis bancaria, que la banca no quería saber nada del público deudor ni el público quería saber nada de la banca. Se generó una desconfianza mutua, que impidió por mucho tiempo que se restableciera el mercado crediticio. Antes de poder iniciar una recuperación, tuvieron que pasar...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR