'Pues les debo la puerta'

AutorInti Vargas

NEZAHUALCÓYOTL.-"¿Ustedes son los que dicen que van a venir a tocar las puertas de mi casa para preguntar cosas?, pues les debo la puerta, pero aquí estoy", ironiza Eugenio con reverencia de hospitalidad a los entrevistadores del INEGI.

"Soy Eugenio Rodríguez, tengo 48 años, no sé leer, no sé escribir, creo que no sé ni quién soy".

Desde ayer, éste hombre forma parte de las estadísticas del INEGI, pues por la madrugada un grupo de ocho encuestadores lo visitaron para sumarlo al Segundo Conteo de Población y Vivienda que la dependencia lleva a cabo desde el 4 de octubre.

Eugenio no tiene mucho de vivir en la calle. Es un novato que apenas hace dos meses tenía su hogar en una localidad rural de Oaxaca. Hoy pasa la mayor parte del día ebrio y duerme al aire libre en la base de una torre de alta tensión en este municipio.

Junto a él otro hombre se muestra menos amigable. Tiene miedo de que le quiten a un niño de unos 10 años que se esconde debajo de los harapos.

"No pongan nada de mí. Como si no hubiera estado", balbucea mientras estira los harapos para evitar que el menor, probablemente su hijo, deje entre ver su cabeza rapada.

Su argumento tiene mucho de cierto. Sin casa, sin trabajo y sin familia, viven en el sótano de la pobreza... como si no estuvieran.

A nivel nacional

La gente ordinaria se cuenta casa por casa, lo que no significa que se excluya a quienes están fuera de ella. Para ellos el INEGI aplica operativos especiales en cárceles, orfanatos, conventos, internados y... en la misma calle.

El de ayer fue uno de ellos. El Instituto aplicó simultáneamente en todo el País para evitar duplicaciones ante la facilidad con que los indigentes cambian sus sitios de estancia.

Milton Rodríguez encabezó el equipo...

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