La puerta falsa / Ante un cerrado horizonte

AutorGuadalupe Loaeza

El 9 de septiembre se cumplieron 100 años del nacimiento de Cesare Pavese, uno de los grandes escritores italianos del siglo 20. Cuántos escritores lo han leído y admirado a lo largo de todos estos años, comenzando por Italo Calvino, quien le dedicara varios ensayos e incluso reunió y editó toda su poesía. Hace unos días, Juan Villoro le dedicó un maravilloso artículo en nuestro periódico (REFORMA, 12/09/08) en el que describe a este personaje tan tímido al mismo tiempo que melancólico: "Pavese no se casó nunca, viajó muy poco, no tuvo una casa (vivió siempre con su hermana). Fue un trabajador de hierro que rara vez dormía, prefería los cafés más apartados y usaba una bufanda espantosa. Odiaba las oficinas, pero cuando se comprometió con la Editorial Einaudi hizo que sus compañeros de pasillo, (Natalia) Ginzburg e Italo Calvino, se sintieran holgazanes". Precisamente, la escritora Natalia Ginzburg, quien tratara al escritor en esa editorial, dejó estas palabras acerca de él, que también cita Villoro: "La suya nos parecía una tristeza como de muchacho, la melancolía distraída del joven que aún no tiene los pies en la tierra y se mueve en el mundo árido y solitario de los sueños".

A causa de su centenario, Pavese ha vuelto a ser motivo de interés, ya que tanto los diarios como las editoriales han vuelto a comentar y difundir su obra. De nuevo se ha vuelto a hablar de la obra de ese joven que tanto se interesó por la literatura norteamericana y que incluso dedicó su tesis de licenciatura a Walt Whitman.

A Pavese le tocó vivir la era del fascismo italiano, asimismo fue un activista que colaboró con la resistencia durante la Segunda Guerra Mundial. Pero, sobre todo, fue un escritor que denunció los crímenes del gobierno, como fue el caso de 11 jóvenes asesinados por los Camisas Negras poco tiempo después de la llegada al poder de Mussolini. Era evidente que el gobierno sabía de Pavese y de sus ideas, así es que en 1935 la policía allanó la casa de su hermana, con quien vivía, y ahí se encontraron unas cartas escritas por Altiero Spinelli, un dirigente del Partido Comunista Italiano, a su novia. ¿Cómo habían llegado esas cartas a su poder? Hay que decir que el joven novelista estaba enamorado de esta joven estudiante de matemáticas y que por ello le guardaba sus cartas comprometedoras. Dicen que la quería tanto que por ello se había ofrecido a servir de intermediario entre la pareja para que nadie sospechara. Cuánto amor le tenía a esta joven que...

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