La puerta falsa / El adiós de Lucha

AutorGuadalupe Loaeza

No cabe duda de que las canciones que cantaba Lucha Reyes (1906-1944) son de lo más nostálgicas. Qué ganas de retroceder en el tiempo para poder ir a la Plaza de Garibaldi o al último piso del Hotel Waldorf Astoria en donde estaba el centro nocturno Los Cocoteros y escuchar a una de las mejores cantantes de la música mexicana. Si la piel se nos pone chinita sólo de escuchar sus discos, ¿cómo habrán sido las presentaciones de esta mujer tan apasionada? ¿En quién pensaba cuando cantaba melodías tan dolidas como Por un amor, La tequilera y Aburrido me voy? Y, por último, ¿qué historias se esconderán detrás de la misteriosa mujer que eligió quitarse la vida hace casi 64 años?

Aunque Lucha se ha convertido en una verdadera leyenda, lo cierto es que cuando aún vivía, los escritores no se interesaban en la música popular. Por esta causa, se ha quedado sin una biografía que nos cuente cómo era su vida, cuál era la relación con su madre, cuántas veces se enamoró, por qué dejó la ópera para cantar música ranchera y por qué decidió tomar la puerta falsa.

Lucha se llamaba María de la Luz Flores Aceves y pertenecía a una familia de Jalisco. Su madre, Victoria Aceves, nació en 1883, pero vivió tanto tiempo que la escritora Margo Su llegó a conocerla en el asilo de actores de la ANDA, en los 70, ya que dicen que llegó a cumplir más de 100 años. A pesar de su edad, recordaba cómo fue que durante la fiesta de Zapopan había conocido al joven gallero Florentino Reyes. Cómo no se iba a acordar, si se enamoraron apenas se vieron. Aunque Florentino era de Arandas, se quedó a trabajar en Zapopan para estar cerca de Victoria. Un día, ella le contó que planeaban casarla con un viejo del pueblo. Por esta causa, los dos jóvenes decidieron escaparse del pueblo e irse a vivir a Guadalajara.

Victoria tenía 17 años cuando nació Manuel, su primer hijo. No obstante, la pareja no pudo ser feliz... Al poco tiempo, Florentino murió asesinado cuando apostaba en un palenque de Tlaquepaque. Victoria quedó viuda y con un hijo. Por suerte, pudo trabajar en un hospital como enfermera, pero a los dos años fue despedida. Le dijeron que en un taller de bordado solicitaban costureras, y decidió presentarse a ese trabajo. El dueño del taller se llamaba Miguel Ángel Flores, y a los pocos meses ya habían establecido una relación amorosa. Sin embargo, durante una fiesta abusó de Victoria, así es que al poco tiempo ella fue a visitar a su jefe para decirle que se encontraba embarazada...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR