Pucón y Villarrica: Tesoros de la Patagonia chilena

AutorÓscar Álvarez

Fotos: Óscar Álvarez

La IX Región de Chile, también llamada Araucanía, es una acuarela idílica hecha de ríos y suaves colinas, de vacas y prados, manchas boscosas, campos de labranza. A medida que desde Temuco, su capital, nos acercamos a la cordillera, el paisaje se vuelve abrupto, llenándose de lagos cuyas aguas reflejan las cumbres nevadas de los volcanes. El más famoso de ellos es el Villarrica, perfecto cono blanqueado del que se dice es el volcán más activo de Sudamérica, con 59 erupciones históricas.

Elevado a 2 mil 847 metros de altura, su cráter de sólo 200 metros de diámetro posee un lago de lava hirviendo a mil 250 grados centígrados con fumarolas frecuentes que contrastan con la frialdad del glaciar de 40 kilómetros cuadrados sobre la cumbre. Y el Villarrica no está solo en este ramal de los Andes: hacia el sur sigue una notable cadena conformada por los volcanes Cordillera, El Mocho, Quetrupillánm Quinquilil y Lanín. No es exagerado afirmar que tan sólo por la belleza del paisaje merece la pena visitar este rincón de Chile.

Villarrica, el espejo del cielo

A la sombra del volcán y del lago homónimos, y cercana al río Tolten, Villarrica es una de las ciudades-balneario más importantes de la región. Sus orígenes se remontan al siglo 16, cuando era una colonia española que progresaba gracias a los yacimientos auríferos. Pero los guerreros mapuches la redujeron a cenizas al igual que otros seis asentamientos fundados por el conquistador don Pedro de Valdivia. Esto les permitió disfrutar a los indígenas de casi dos siglos más de soberanía.

La Villarrica de hoy -reconstruida tras la independencia en el mismo lugar- tiene una fisonomía moderna y una población heterogénea. A los mapuches que habitaron la tierra desde que alcanza la memoria se les unieron los criollos primero y luego emigrantes alemanes y sirio-libaneses atraídos por el floreciente comercio. Y es que esta ciudad a 85 kilómetros de Temuco vive por y para el turismo. Miles de visitantes, tanto nacionales como extranjeros, acuden cada verano a la zona en busca de las bellezas naturales, de la práctica de los deportes al aire libre y de una diversión siempre asegurada.

Más allá del admirable marco que conforman el lago y el volcán, se extiende el Parque Natural de Villarrica, con una superficie de 63 mil hectáreas. Hay extensos bosques de araucarias y lenga, en los sectores altos, y raulí, mañío de hoja larga y coigüe, en los más bajos. Estas espesuras conforman el hábitat...

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