Provoca Biblia pasión lectora

AutorDora Luz Haw

Objeto de estudio, fuente de inspiración o método adivinatorio, la Biblia ha sido en la vida de intelectuales y coleccionistas una obra cardinal.

El lingüista y escritor Ernesto de la Peña, el director del Museo Maná de las Sagradas Escrituras Cristian Gómez, el ensayista Adolfo Castañón y el bibliófilo Alejandro Mayagoitia reconocen la erudición y la poética de este libro sagrado.

Basureros, librerías de viejo y colecciones particulares son algunos de los lugares en donde estos lectores se han enamorado de volúmenes que ahora forman parte de sus bibliotecas.

Cristian Gómez

Suma ediciones

De niño lo llevaban a una iglesia metodista y aprendió a leerla. Los personajes bíblicos eran como héroes con los que se identificaba, pero conforme Cristian Gómez creció, la curiosidad de comparar diversas versiones lo llevó a hacerse de varios ejemplares.

Hace 30 años que el director del Museo Maná de las Sagradas Escrituras colecciona textos bíblicos. Cuenta con unos 2 mil 500 volúmenes, algunos de más de 450 años.

Entre los ejemplares que más le gustan se encuentra una edición que perteneció a Maximiliano de Habsburgo y que descubrió en una librería de viejo en la colonia Doctores.

"Estudié sus exlibris y encontré en el acervo de la Secretaría de Relaciones Exteriores que, efectivamente, esta edición cardenalicia perteneció a Maximiliano", cuenta.

La primera traducción al español hecha en el continente americano fue la Biblia de Vencé, de 1833, de la que tiene un ejemplar que halló en una caja que estaban a punto de tirar a la basura en una librería.

Uno de sus ejemplares raros es la Biblia de Ginebra, primera que existió en francés en el siglo 16. Esta obra fue encuadernada en el siglo 17 junto con el Libro de los Salmos y música del siglo 16.

Así lo dijo

"Sus interpretaciones son infinitas, puedes leerla desde la perspectiva del esoterismo hasta la del evolucionismo, la masonería o el ateísmo, y eso despertó mi curiosidad. Es inagotable".

Cristian Gómez

Director del Museo Maná de las Santas Escrituras

Ernesto de la Peña

Una relación laica

"Soy un amigo de la Biblia, pero totalmente laico. Me interesa mucho como objeto de estudio", aclara Ernesto de la Peña, quien ha traducido al español parte de sus textos.

Nunca la ha leído en orden y hay libros que relee como el de Job, que le parece uno de los más grandes poemas de la humanidad, los salmos, el Cantar de los Cantares, el Eclesiastés y el Libro de Esther.

"Tuve una temporada en que abría al azar la...

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