Una profesión de alto riesgo

AutorAlejandra Carrillo

Detrás de los reportajes sobre sicarios, cocineros de metanfetaminas, cárteles o personajes ligados al negocio del narcotráfico, hay un fixer, un especialista que hizo el vínculo entre el crimen organizado y los periodistas.

Miguel Ángel Vega (Culiacán, 1971) desempeña ese inusual trabajo desde hace años. Reporteros de varias partes del mundo han recurrido a sus consejos para acercarse a las entrañas del Cártel de Sinaloa, por ejemplo, con la intención de no caminar en terrenos peligrosos al tratar de obtener material para sus artículos.

Algunas de las experiencias que ha vivido en este oficio de alto riesgo fueron plasmadas en El Fixer (Aguilar, 2021), una obra autobiográfica.

"Originalmente había pensado escribir las anécdotas, era muy vivencial lo que me había tocado enfrentar, lo había platicado con mis compañeros, colegas, amigos, familia y todos siempre quedaban enganchados con la historia", recuerda Vega, quien también es director de cine y periodista.

Después de sufrir un atentado que puso en riesgo su vida y la del equipo de documentalistas con los que trabajaba, regresó a su departamento en la Ciudad de México todavía consternado y, con las secuelas de un ataque como ese, resolvió que la única forma de salvarse era escribiendo.

En su libro debut también incluyó partes íntimas de su historia, como sus problemáticas emocionales, los duelos que sufrió y, sobre todo, las frustraciones y malos tragos intentando financiar sus películas.

"No podía dejar por fuera mi historia personal durante este tiempo, porque un fixer al final de cuentas como un periodista, un productor, director o ingeniero, mientras enfrenta obstáculos profesionales también va enfrentando situaciones muy personales. Terminó siendo un libro íntimo, personal y muy honesto", explica el director de filmes como El Robo (2002) y Cádiz (2008).

Durante el relato Vega narra cómo consiguió accesos para medios como National Geographic, Vice, The Guardian y otros medios con personajes claves del Cártel de Sinaloa y también en Michoacán, Tijuana y Jalisco. Pero también el estrés y la incertidumbre de involucrarse en ese tipo de narrativas que no son ficción, son la vida real de un ser humano de carne y hueso.

"No es solo ese hombre temerario que se mete a los cárteles de la droga buscando accesos para producciones internacionales, también es un ser humano, que tiene...

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