Producto puro

AutorStephanie Quiles

Enviada

Baja California.- Este es un Estado de riquezas culinarias, donde se lanza el anzuelo y se pesca incluso sin carnada en San Quintín; un lugar en el que la vid está en la franja ideal de producción de vino, en Ensenada, y se hace más del 90 por ciento de esta bebida en México.

Es tierra que sabe acoger, dando casa a extranjeros que ya tienen generaciones dedicadas al vino, y a mexicanos de otros Estados que llegan a poner en alto el nombre de Baja California y del País en otras naciones con premios por tostadas de mariscos.

Terreno de tendencias, gracias a la producción de cerveza artesanal; de tradiciones, como el pan dulce, con tienda abierta 24 horas en Tecate; y de retos, como el cultivar ostión, una especie que no es nativa de la zona y se introdujo por las ganas de emprender.

De esta manera, Baja California lo tiene todo: el producto del mar, las hortalizas, el vino, el orgullo nacional y la amistad entre culturas.

MÁS FRESCO, IMPOSIBLE

La ostricultura nació en Baja California en 1972, explica Vicente Guerrero, propietario de Ostrícola Nautilus, en San Quintín. Y surgió porque buscaban cultivar camarones, pero expertos extranjeros asesoraron a los interesados diciéndoles que las condiciones climáticas eran ideales para otro producto: los ostiones.

"Así, la Universidad Autónoma de Baja California se trajo de Columbia Británica semilla de ostión Crassostrea gigas, que se le conoce como del Pacífico y japonés sikamea, también llamado Kumamoto. Para el año 76 ya estaba la primera cooperativa", explica Guerrero.

Hoy ya no se trata de una cooperativa, sino de empresas diferentes.

En San Quintín, la vida del ostión...

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