'Mi prioridad son mis hijos'

AutorRaymundo Zamarripa

Fotos: Miguel Larrauri

La madrugada del 10 de mayo, un temblor cimbró la Ciudad de México, poniendo en alerta a algunos e interrumpiendo el sueño de otros, incluido Diego Luna.

"Después de estar en calzones a las 3 am en la banqueta con los vecinos algo se rompió!! Ya nunca nos veremos igual el uno al otro", compartió a través de Twitter en esa ocasión.

Su tuit generó la pregunta lógica: ¿qué preocupaciones puede tener alguien a quien hemos visto con y sin calzones en la pantalla y en los escenarios y que además de ser un director y productor de cine y líder de opinión, es también un ciudadano y padre de dos pequeños?

La respuesta viene de los propios labios de Diego.

"Convertirme en padre ha cambiado mi manera de relacionarme con lo que me rodea. Todo lo analizas en relación a otro ser o a otros. Es inevitable no vivir más pendiente del prójimo", explica.

Jerónimo y Fiona, de 5 y 3 años, son los hijos del actor, producto de la relación con su ex pareja, Camila Sodi.

"Tú ves a un padre caminando y analizas su situación porque sabes qué hay detrás de lo que le está pasando", añade.

Esa capacidad para observar tanto lo individual como lo grupal, y su particular forma de hacerlo a través del oficio de contar historias, lo ha colocado en un sitio privilegiado que le permite conectar con su público en distintos niveles.

"Lo que estás haciendo va a tener que ver con dónde vives, quién eres o qué te preocupa", expresa.

Sin embargo, sin importar que es una estrella internacional que cuenta con más de un cuarto de siglo de carrera, una casa productora y tres películas como director, J.C. Chávez (2007), Abel (2010) y César Chávez (2014), las prioridades en la vida del actor de 34 años están muy claras.

"Ahorita hay en realidad una sola cosa importante, por lo menos para mí: mis hijos. Después viene todo lo demás".

REGRESA SOBRE SUS PASOS

A partir del próximo 28 de junio, el actor retomará el monólogo Cada Vez Nos Despedimos Mejor, en el Teatro López Tarso de la Ciudad de México, volviendo con esto a sus bases como profesional y como ser humano, pues Diego entró en el mundo del teatro de la mano de su padre, el escenógrafo Alejandro Luna.

"Yo perdí a mi madre cuando tenía 2 años y me tocó una relación muégano con mi padre en todos sentidos. Él tenía que ser padre y madre, y le tocó llevarme de arriba abajo", cuenta.

"Hacer teatro, al principio, era ser parte de su mundo. Que no me lo fueran a quitar, que no me fuera a perder la oportunidad de estar...

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