Primeros años de reinado

CAPÍTULO 25

¿Es este mi reino?

En las salas vacías del Palacio Lazienki, el frío congela los huesos. Aunque la primera noche todavía es de éxtasis, el amanecer devuelve al rey a la realidad. Su recorrido por los aposentos es una constatación de desastres. Cada vez que abre una puerta descubre una ruina. Las ventanas cierran mal, los chiflones atraviesan las habitaciones desiertas y varios gatos hicieron el amor en el único canapé. Los sirvientes no se bañan ni sonríen. "Con razón August III escogió vivir en Dresde", se dice el nuevo rey. Nada lo desanima. "Voy a resolver todo", se repite ante una y otra catástrofe.

-Cuántos sirvientes son? -pregunta a su intendente.

-Ciento cuarenta y cinco, entre hombres y mujeres.

-¿Tantos? ¿Todos pasaron aquí la noche?

-Sí, en el piso, unos encima de otros.

-Al menos a mí me tocó una chaise-longue -bromea el rey.

A diferencia de sus predecesores, Stanislaw solo cuenta con mil doscientos soldados de la Guardia Real y una pensión de la emperatriz, quien se muestra muy tacaña; en la cocina del palacio, solo podrá comer si un tabernero le envía una charola dos veces al día.

Stanislaw tiene que levantar su reino desde cero, como una recién casada que echa a andar su hogar, escoba y plumero en mano.

Al ver que su castillo carece de muebles, el rey propone: "Vamos a hacerlos nosotros".

-¿Piensas volverte carpintero? -pregunta irónico su primo Adam, al descubrir un taller de ebanistería en un ala del palacio.

-Tenemos que saber hacer -responde el rey-. Si todos los polacos sabemos hacer, enfrentaremos cualquier desgracia.

-¿Hacer qué? -ironiza de nuevo Adam.

-Todo, desde cultivar la tierra hasta encuadernar libros, desde levantar un puente hasta cocinar una buena sopa, desde amasar pan hasta repartirlo. Un pueblo entero se salva si sabe hacer. Mira a los franceses con sus pensadores, sus perfumeros, viticultores, queseros, sastres y sombrereros.

"Saber hacer -insiste Poniatowski- es la salvación de todo, eso lo predican los Enciclopedistas. ¿No son ellos quienes rigen al mundo? Ahí está también Prusia con sus músicos y sus filósofos. Tenemos que dignificar oficios, recordar a nuestros héroes, ensalzar nuestras batallas, proteger nuestro tesoro, lograr que los polacos se sientan orgullosos de sí mismos".

El esfuerzo educador de Stanislaw abarca los oficios que se transmiten de padre a hijo.

Los miembros de la szlachta, los poderosos de Polonia, sonríen despectivos ante el afán del rey por hacer patria; para...

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