Primero la obligación... y después el recalentado

AutorAbraham Vázquez

Con un gorro de Santa Clos en la cabeza, Marco Cavazos Sánchez, responsable de la estación Cuauhtémoc del Metro, orientaba a los pasajeros que ingresaban, supervisaba las máquinas de boletos y se aseguraba de que en plena Navidad todo funcionara como cualquier otro día.

"Ves que mucha gente descansa y tú trabajando y como que te da cierta envidia, pero ya uno está acostumbrado", dijo este empleado del Metro, en un tono de broma.

En un día de asueto generalizado por la Navidad, y después de una noche de festejos, empleados, policías y trabajadores acudieron ayer a sus puestos de trabajo, mientras una gran parte de regiomontanos disfrutaban del tiempo libre para pasear con la familia, abrir los regalos que trajo Santa Clos o disfrutar del "recalentado", como se conoce popularmente al convivio posterior al festejo de Navidad.

"Aquí no hay cierre, ningún día", aseguró Cavazos Sánchez, "hay que tratar de pasársela lo mejor que puedas. Ya luego vamos al recalentado".

Con escoba en mano y enfundada en su traje naranja de "zanahoria", Eligia Maldonado, empleada de Servicios Primarios del Municipio de Monterrey, se encargó de barrer las calles la mañana siguiente de los festejos.

"Aquí nos tocó trabajar", dijo Maldonado, quien cumplió el turno de ocho de la mañana a las 2 de la tarde.

Como esta empleada, otra decena de empleados de la cuadrilla de Servicios Primarios, durante la mañana se les vio esforzarse por dejar las calles con un aspecto "decente", aunque el aire y el exceso de basura en algunas zonas estropeara su labor.

"Somos muy cochinos. No tenemos cultura, tiramos la basura donde sea"...

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