Preso en el infierno

AutorYanireth Israde

Cuando las circunstancias se imponen a un individuo de modo tan categórico como le ocurrió al alemán Bruno Meyer, éstas lo atrapan y librarse deviene desafío titánico.

Meyer, protagonista de Las puertas del infierno, la más reciente novela de Manuel Echeverría, publicada por Océano, es un hombre empujado por la corriente de la historia, la nacional y la propia, en el régimen nazi de los años 30 del siglo pasado.

"El personaje va transformándose. De ser una joven promesa de la jurisprudencia se convierte en delincuente para sobrevivir, porque el nazismo saca lo peor de cada ser humano, o en ese momento lo peor de cada alemán. En cierta medida es una metamorfosis generada por el medio ambiente", dice el también autor de El abogado del Kremlin y El amante judío.

Esa metamorfosis ofrece múltiples fondos, en una lectura que no admite simplificaciones ni unidireccionalidad, consecuente con una complejidad -humana, política, social- que sorprende a medida que se revela.

El lector acompaña a Meyer desde la mañana que decide abandonar la Facultad de Derecho en la Universidad de Berlín, hasta su conversión en miembro de la Policía Criminal de Alemania, la Kripo.

"Fue a dar a uno de los lugares más complejos de la vida pública del País, independientemente de las otras organizaciones que derivaban del Partido Nacional Socialista, como la Gestapo y las SS. Llega a la Kripo, que era como la policía judicial, y que después, bajo el control del ministro de Seguridad, Heinrich Himmler, fue convirtiéndose en la maquinaria implacable que vemos en el libro, tan parecida a la Gestapo y a las SS.

"Es una víctima", reflexiona Echeverría, "igual que la mayor parte de los alemanes, sobre todo los de su generación, pero después reacciona de manera imprevisible. Es una víctima por partida doble, por el ambiente que está campeando en el País en ese momento y por el fallecimiento prematuro de su padre. Es un muchacho cargado de talento personal, pero con enormes responsabilidades familiares, y eso es lo que lo mueve en principio. No es un personaje que reacciona a partir de un análisis de la realidad, sino empujado por las circunstancias, y todas las circunstancias son adversas: la dificultad económica, la muerte del padre y la condición general de la familia".

Echeverría, galardonado en 1974 con el Premio Xavier Villaurrutia -el...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR