El Presidente, un católico de todo el día

AutorDaniel Moreno

EL NORTE / México

Vestida toda de rojo, Paulina esperó el momento en el que creyó que su padre, ya Presidente, había terminado su discurso.

Buscó con la mirada la aprobación del Teniente Coronel Tonatiuh Vázquez, responsable de la organización de los actos presidenciales, y apenas vió que el militar asentía, se levantó de su asiento, subió las escaleras rumbo al escenario del Auditorio Nacional y se acercó a Vicente Fox para entregarle un regalo inesperado: un crucifijo de madera.

Su padre no supo qué responder.

El Presidente no había terminado su mensaje -le quedaba media cuartilla por leer-, pero no pudo contener la emoción. Al borde del llanto, alcanzó a decirles a sus cuatro hijos un "los quiero mucho".

Era el momento más emotivo de un día de ceremonias marcadas por largos discursos y rompimiento de formas y estilos. Entre el público, lloraban unos y otros. Ernesto Ruffo, por ejemplo, era sólo uno de ellos.

Pero más allá de las emociones, Fox inauguró ayer un nuevo periodo, que va más allá de temas como la transición o el cambio de partidos.

Nunca antes -una frase que se repitió ayer una y otra vez, y que se seguirá mencionando- un Presidente se había atrevido a demostrar públicamente que es católico practicante y que incluso es capaz de decirlo en el Congreso, frente a Diputados que presumen de su defensa del Estado laico. Ahí mismo, abajo de una frase de Benito Juárez, inscrita en letras de oro, en el templo de los hombres que combatieron a los cristeros.

Ya lo había mostrado en campaña, cuando usó como estandarte a la Virgen de Guadalupe. O el día de la elección, cuando fue a misa. Pero si entonces era sólo un candidato, cuando ahora es ya Presidente en funciones, el primero que se postra públicamente ante una imagen religiosa.

Y su fé católica lo acompañó todo el día. Desde que arrancó.

...

Empezó a las 8:40 de la mañana, cuando con casi 90 minutos de retraso llegó a la Basílica de Guadalupe.

Fue directo al reclinatorio y se hincó frente a la imagen de la Virgen de Guadalupe, donde recibió la comunión de manos del sacerdote Francisco Macedo, también administrador del santuario.

Las prisas impidieron al padre Macedo oficiar una misa en forma, pero alcanzó a organizar una breve ceremonia, en la que dijo: "Oremos por el señor Presidente de la República, el primer Presidente guadalupano, que ha querido venir a los pies y hasta el corazón de la Madre Santísima, para poner en las manos y en el corazón de María a esta patria que todos...

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