Presentación

Páginas3-5
PRESENTACI
ÓN
A ninguna persona podrá impedirse
que se dedique a la profesión,
industria, comercio o trabajo
que le acomode siendo lícitos…
Artículo 5º CPEUM.
Para los filósofos John Locke y Carlos Marx
el trabajo es un concepto fundamental en
su sistema filosófico, tanto en el ámbito
político como en su ontología de la naturaleza
humana. Para ambos filósofos es a través del
quehacer del trabajo por el que nos alejamos
del estado de naturaleza para entrar en un es-
tado civil.
Carlos Marx, en el tomo I de su obra magna
El Capital, explica que: “El trabajo es, ante
todo, un proceso entre el hombre y la natura-
leza, proceso en que el primero lleva a cabo,
regula y controla mediante sus propios actos
el intercambio de materias con la segunda. El
mismo hombre se enfrenta a la materia na-
tural como una fuerza de naturaleza. Pone
en acción brazos y piernas, cabeza y manos,
para apropiarse la materia natural bajo una
forma útil para el fin que persigue”. En esta
línea, para Marx, el proceso del trabajo es
un proceso por el cual adaptamos un medio
natural para nuestras necesidades humanas,
desde las más primarias hasta las más eleva-
das, como la creación cultural.
El filósofo británico John Locke será mucho
más exhaustivo para desarrollar el vínculo en-
tre el ser humano, el trabajo y la sociedad ci-
vil en su texto Ensayo sobre el gobierno civil.
Locke partirá de un argumento tanto teológico
como naturalista para argumentar la propiedad
y la explotación material de la propiedad. Al
filósofo y médico inglés le parece notoriamen-
te evidente, conforme a la razón natural, que
“los hombres, una vez nacidos, tienen el dere-
cho de salvaguardar su existencia, y por con-
siguiente el de comer y beber y el de disponer
de otras cosas que la Naturaleza otorga para
su subsistencia, que si nos atenemos a la Reve-
lación, que nos proporciona un relato de cómo
Dios como dice el rey David (Salmo CXV, 16),
‘Entregó la tierra a los hijos de los hombres’, se
la dio en común al género humano”.
Estas dos premisas, tanto la necesidad na-
tural de subsistencia del ser humano, como
la donación divina de toda la tierra, serán el
punto de partida para la reflexión lockeana
respecto al derecho de propiedad y el traba-
jo. No sólo Dios dio la tierra en común al gé-
nero humano, sino que también los dotó de
razón para que se sirvan de ella. Pero aquí
entramos en un problema, cómo es que si la
tierra es común a todos, pueden unos decir
que tal cosa o tal terreno es suyo.
Para resolver este problema Locke nos dice que
en principio solamente somos propietarios de
nuestra propia persona, de nuestro cuerpo. Pero
va a extender este derecho a nuestro esfuerzo,
pues al ser propietarios de nuestro cuerpo, lo
trabajado con nuestras manos pasa a ser parte
de nuestra propiedad: “Por eso, siempre que al-
guien saca alguna cosa del estado en que la Na-
turaleza la produjo y la dejó, ha puesto en esa
cosa algo de su esfuerzo, le ha agregado algo
que es propio suyo; y por ello, la ha convertido
en propiedad suya”.
Es mediante el esfuerzo por el que se excluye
un bien de la comunidad, del que se extirpa
del Estado de Naturaleza en el que se encon-

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