Presentación
| Autor | Mario I. Álvarez Ledesma |
| Cargo | Director del Departamento de Estudios Jurídicos y Sociales Tecnológico de Monterrey |
| Páginas | 11-15 |
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La construcción de una carrera universitaria y en particular de un programa para preparar abogados no es, como puede suponerse, una tarea fácil sino todo lo contrario, altamente compleja. Complejidad que implica múltiples componentes y comporta enfrentar diversas dificultades; de ahí, en su doble sentido, la referencia a la complejidad de su naturaleza.
Por lo que respecta a lo primero, la formación de abogados requiere la suma, primero, de un programa académico encargado a profesionales de la educación que, entratándose de lo jurídico, posean, además, experiencia práctica. En efecto, un programa para producir abogados, cuya función es, efectivamente, de esa índole, debe estar aderezado de la planeación de actividades para desarrollar aquellas habilidades que les permita ejercer adecuadamente su profesión.
No obstante lo anterior, lo más importante que se encuentra detrás de la formación de abogados, es la ingente necesidad intelectual de despertar en ellos lo que se denomina el sentido de justicia. Porque la justicia es, decía un jurista inglés, un elemento "artificial" creado por las sociedades, respecto del cual se desarrolla un sentido, el que se sumaría a los cinco naturales con los que contamos. Corresponde pues, al Derecho, el desenvolvimiento adjetivo y sustantivo de ese elemento, la justicia, y a los juristas el desarrollo de ese séptimo sentido (si el sentido común, fuese, claro, el sexto).
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Ciertamente nuestra disciplina sería una mera técnica normativa, cuya ejecución podría incluso delegarse a las máquinas y a un programa de cómputo, si no estuviese acompañada de ese componente que sólo un ser humano puede sopesar, el ya referido sentido de justicia. Séptimo sentido, decíamos, que se supone, los futuros abogados deberían incubar y desarrollar en sus años de estudio y, luego, afinar en su vida como profesionales.
Pues bien, una de las mejores maneras de desarrollar ese sentido de justicia, a más de la formación humanística misma, es la lectura y en su momento la producción de literatura jurídica especializada. La que, además del estudio de la bibliografía con que se acompaña a los cursos tradicionales en las diferentes disciplinas de la dogmática jurídica, produce en los estudiantes de Derecho la afinación de los criterios intelectuales que son tan determinantes al momento de juzgar, precisamente, la justicia o injusticia de las acciones humanas.
Es por eso que aparece como una constante en las escuelas y...
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