Un premio a la imaginación

MURAL / Redacción

En Guadalajara la noticia casi pasó inadvertida; tan sólo una nota publicada el 4 de junio de 1980 en el periódico El Informador dio cuenta de que Luis Barragán se había hecho acreedor el día anterior al Premio Pritzker.

Sobre lo que sucedió antes o después no hay nada en los diarios locales de esos días, aunque seguramente sus amigos y familiares se dieron cuenta del cambio que para el arquitecto pudo representar haber ganado este premio.

En el ámbito nacional la cosa fue parecida; al menos en periódicos como El Universal y Excélsior no hay datos de lo que pasó el 3 de junio en Washington, pero finalmente en el mundo de la arquitectura sí comenzó a sonar con más fuerza el nombre de Barragán. Los premios para eso sirven, aunque a veces las sorpresas no son del agrado de todos.

Sin embargo, en el caso del arquitecto tapatío las miradas del mundo se centraron en la obra que hizo en Guadalajara de 1927 a 1936, año en que se mudó a la Ciudad de México, donde continuó trabajando hasta 1988.

Algunos de esos ojos ya se habían posado antes en Barragán; no de otra manera se explica que la Fundación Hyatt le hubiera otorgado el Pritzker. Aunque en aquel entonces el Washington Post afirmaba que Barragán era "virtualmente desconocido" en Estados Unidos, pero además agregaba en su página editorial el deseo de que la inspiración del arquitecto mexicano pudiera expresarse en algún momento en aquél territorio.

Ya en 1976 una pequeña parte de la obra de Barragán había sido expuesta en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, hecho que marcó su proyección internacional y convocó el aplauso unánime de la crítica y de los arquitectos del mundo.

Arquitectura del silencio

Como una invitación al silencio, la espiritualidad, la soledad, la intimidad y la meditación fue descrita la obra de Luis Barragán, mismos aspectos en los que el hombre de 78 años de edad, que asistió a la ceremonia en silla de ruedas, víctima del mal de Parkinson, abundó con su discurso de agradecimiento, luego de que el jurado se...

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