'Preguntan por papá y... no puedo decirles'

AutorDaniel Pérez

María Cecilia Martínez Morales no sabe qué responderle a sus hijos menores cada que le preguntan por su padre Martín Juárez. No se ha atrevido a decirles que murió atropellado por una patrulla mientras vendía jugos afuera de su casa.

Tras la tragedia que provocó, el policía de tránsito Carlos Reyes tomó su arma de cargo y decidió quitarse la vida.

Para la viuda de Martín, la tragedia apenas comienza.

En septiembre iban a cumplir 27 años de casados y ahora la familia quedó sin sustento. María Cecilia se hará cargo de José Luis, de 5 años y Jonathan, de 14, quien padece Síndrome de Down. Sus otros 3 hijos, de entre 23 y 20 años, apenas comienzan a formar sus propias familias.

Los ahorros que tenía en el banco para la operación de un mal cardiaco de Jonathan, tuvieron otro destino: el velorio y el sepelio de Martín, en el panteón de La Villa.

Este miércoles, Martín falleció atropellado por una patrulla en el Eje 5 Norte San Juan de Aragón. Acababa de recoger el carrito del supermercado en el que vendía jugos de naranja y limpiaba la calle ayudado por su compañero Salvador Mejía.

Ayer, al fondo de una vecindad en una casa con techos de lámina y madera, la familia de Martín lloraba junto al féretro de madera con una Virgen de Guadalupe tallada al frente.

Apenas cabían 5 personas alrededor del ataúd y otras aguardaban en el pasillo, en sillas plegables.

Al funeral sólo pudieron llegar algunos hermanos de Martín. Los recursos económicos no fueron suficientes para trasladarse desde San Francisco del Rincón, en Guanajuato.

"Quiero que el Gobierno me ayude, me paguen, me apoyen... Aquí estamos porque nuestras viviendas son de lámina y tengo a mis niños, ellos preguntan por su papá y.. no puedo decirles más", cuenta entre sollozos María.

A sus 53 años de edad, Martín colocaba azulejos y hacía trabajos de plomería. A veces sacaba el puesto de jugos para ganar algo más, unos 100 pesos al día.

Y este miércoles fue un día difícil.

"Estaba muy mal la venta y le dije que me diera dinero para hacer de comer. Me dijo que no tenía, pero le dije que no importaba, que podía hacer chilaquiles o unos tacos.

"En lo que fui al kínder, como 12:15, y regresé, me dijeron: '¡A Martín lo atropellaron!'. Y mi hijo el mayor se llama Martín; me aceleré y me vine corriendo con mi niño y no vi a mi esposo; vi tapada a una persona pero no pensé que era mi esposo".

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