Predicción de sismos: objetivo aún inalcanzable

CIUDAD DE MÉXICO, septiembre 22 (EL UNIVERSAL).- Los sismólogos lo han dicho muchas veces: aún no hay un método para predecir la ocurrencia de un sismo. A pesar de todo, no resulta raro que, de tanto en tanto, el rumor de que un terremoto azotará "mañana" o "dentro de una semana" a tal o cual ciudad o población corra vertiginosamente por las redes sociales o de boca en boca, y, lo que es peor, que muchas personas --más de las que imaginamos-- lo crean sin reservas.

"Algunos colegas han realizado trabajos muy serios sobre este asunto. Sin embargo, hoy en día, con todo y los avances tecnológicos, ningún sismólogo puede predecir que en una determinada región de nuestro planeta, y en una fecha y una hora específicas, ocurrirá un sismo", señala Raúl Valenzuela Wong, investigador del Departamento de Sismología del Instituto de Geofísica de la UNAM.

Se sabe que, en ciertas ocasiones, sismos pequeños, conocidos como precursores, anteceden la ocurrencia de un gran sismo, como el de 7.5 de magnitud que golpeó a la ciudad de Haicheng, China, en 1975; o como el de 6.3 de magnitud que sacudió a la ciudad de L?Aquila, Italia, en 2009.

Desafortunadamente, los sismólogos descubren que los sismos pequeños que se presentaron antes de la ocurrencia de un gran sismo eran precursores una vez que éste se produce.

"Se ha observado que algunos sismos grandes fueron precedidos por sismos pequeños o precursores, pero éstos no tienen ningún valor predictivo, porque sismos pequeños ocurren todos los días en todas partes del mundo y la mayoría de ellos no son seguidos por un gran sismo (el Servicio Sismológico Nacional reporta diariamente de 50 a 60 sismos, casi todos de magnitud 3 o 4, en el país). Es decir, ningún sismólogo puede saber que un sismo pequeño está anunciando la ocurrencia posterior de un sismo de gran magnitud", indica Valenzuela Wong.

Transmisión de esfuerzos dinámicos

El 7 de septiembre de 2017 se registró en Chiapas y Oaxaca un sismo de 8.2 de magnitud y, 12 días después, el 19 de septiembre, otro más en Puebla y Morelos, de 7.1 de magnitud, que tuvo fatídicos efectos en la Ciudad de México. ¿Hubo alguna relación entre ambos?

Esta pregunta no sólo Valenzuela Wong y sus colegas se la han hecho, aquí, en México, sino también otros sismólogos en otras partes del mundo.

Cuando un sismo comienza y la roca se rompe en el epicentro, de éste se desprenden ondas sísmicas que pueden viajar grandes distancias, generando movimientos del suelo. A este mecanismo...

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