Précis de Sobre el análisis.

AutorBarceló, Axel
CargoSimposio del libro Sobre el an

[A Summary of On Analysis]

Cuando pensamos en analizar un concepto, de inmediato pensamos en descomponerlo en sus condiciones necesarias y suficientes; cuando pensamos en analizar una teoría, inmediatamente pensamos en descomponerla en sus teoremas; y cuando pensamos en analizar un argumento, pensamos en descomponerlo en sus premisas y conclusiones. Si bien esta asociación entre análisis y descomposición ha sido muy útil a lo largo de la historia de la filosofía, también presenta limitaciones importantes y desde hace décadas se ha vuelto necesaria sustituirla por una visión más libre y rica de lo que puede ser un análisis lógico.

Sin duda, la metáfora de la descomposición es una metáfora muy poderosa, útil e intuitiva para guiar el análisis lógico. Gracias a ella tenemos una definición muy simple y elegante de juicio analítico y, de manera análoga, una definición igualmente simple y elegante de consecuencia lógica. Así como un juicio es analítico en el sentido kantiano si (las condiciones necesarias de satisfacción de) el predicado están contenidas en (las condiciones necesarias de satisfacción de) el sujeto, así también una proposición se sigue de otra en la definición tarskiana si sus condiciones necesarias de verdad están contenidas entre las condiciones necesarias de verdad de la otra. Gracias a estas dos definiciones tenemos una explicación muy clara de verdades conceptuales necesarias (y, muchas veces, a priori) como que todo lo que conocemos es verdadero, que todos los alimentos son comestibles o que los caballos blancos son blancos. También gracias a ella tenemos una definición de "definición" también muy simple y elegante: definir un concepto es determinar sus condiciones necesarias y suficientes de aplicación correcta. Esto significa que la identidad de un concepto está completamente dada por la suma de los conceptos que contiene.

Además, esta concepción de la analiticidad, la consecuencia lógica y el análisis conceptual tiene la virtud de encajar a la perfección en una concepción también muy sencilla e intuitiva de la distinción entre lo abstracto y lo concreto. Si concebimos los conceptos como compuestos de sus condiciones necesarias de aplicación correcta, entonces podemos pensar en éstos como separables del concepto del que son componentes, es decir, podemos pensar que a cualquier concepto complejo se le pueden añadir nuevos conceptos o sustraer alguno de los conceptos que contiene para crear un nuevo concepto. De esta manera, podemos abstraer de un concepto uno de sus componentes y terminar así con un concepto más abstracto y general o, en sentido contrario, añadir condiciones necesarias a un concepto para hacerlo más específico y concreto. Tomemos, por ejemplo, el concepto "caballo blanco". En términos intuitivos, este concepto se compone de otros dos: "caballo" y "blanco". En la concepción clásica del análisis, esto se debe a que para ser un caballo blanco basta y es necesario tanto ser caballo como ser blanco. Si separamos estos dos conceptos, cada uno por separado es más general que el concepto que componen, y éste es, por lo tanto, más específico. Y no sólo eso, sino que podría ser aún más específico si le añadimos más conceptos. Así, "caballo blanco" es más específico que "caballo" y, a su vez, "caballo blanco adulto" es más específico que "caballo blanco", etc. De la misma manera, "caballo blanco" implica lógicamente a "caballo", así como "caballo blanco adulto" implica también a "caballo blanco". De esta manera, podemos concebir la distinción entre lo abstracto y lo concreto no como una distinción ontológica categórica, sino como una gradación lógico-semántica que...

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