La precaria paz entre albaneses y macedonios

AutorJosé Comás

El último año y medio de la vida de Xhuki, un albanés de una aldea cercana a Skopje, es expresión palpable de las contradicciones de la Macedonia actual. Solador de profesión, Xhuki, de 26 años, trabajó algunos años ilegalmente en Italia y Austria. De regreso a su país, Macedonia, vivió la esquizofrénica situación de combatir, en un intervalo de pocos días, en los dos bandos enfrentados en lo que estuvo a punto de convertirse en la quinta guerra sobre el territorio de la antigua Yugoslavia, tras las de Eslovenia, Croacia, Bosnia y Kosovo.

Xhuki cumplía el servicio militar y le sorprendió la guerra iniciada por sus compatriotas de la guerrilla albanesa del Ejército de Liberación Nacional (ELN). Xhuki recuerda: "Al comienzo de la guerra había muchos albaneses, pero al final yo era único en mi unidad. Los demás, o habían desertado o los licenciaron. También desertaron muchos macedonios". Cuenta Xhuki que en Tetovo tuvo que combatir contra sus compatriotas albaneses del ELN, "pero yo disparaba al aire. Si el ELN se hubiera acercado, yo me habría pasado a ellos. En conversaciones con mis compañeros albaneses decíamos que, si el ELN llegaba, dispararíamos contra los macedonios". Xhuki, que sirvió en la zona fronteriza de Macedonia con Kosovo, asegura que los macedonios no se atrevían a patrullar y algunos le decían: "Si viene el ELN, les dirás que yo soy buena persona".

El 17 de julio licenciaron a Xhuki, que intentó conseguir un trabajo en el Ejército: "Yo esperaba que tras haber arriesgado la vida por ellos me lo darían, pero no fue así, y en el Ministerio de Defensa se rieron de mí". Después de unos días en casa, Xhuki decidió unirse a la guerrilla albanesa, se vistió el uniforme del ELN y pasó a disparar contra los soldados a cuyo lado había combatido hasta unos días antes. Relata Xhuki que luchó sin parar en el ELN hasta el último día de la guerra, con un AK-47 fabricado en China, procedente sin duda de los arsenales saqueados del Ejército de Albania en 1997: "No teníamos suficientes armas y había que ahorrar municiones. Con los macedonios teníamos cajas enteras y fusiles de precisión".

El acuerdo de Ohrid, firmado el 13 de agosto del año pasado, ha conseguido acallar las armas que durante nueve meses protagonizaron lo que parecía la quinta guerra de la ex Yugoslavia. Bajo la presión de la Unión Europea y con el fuerte compromiso personal de su representante para la política Exterior y de Seguridad, el español Javier Solana, macedonios y...

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