Posada cronista visual de su tiempo

MÉXICO, D.F., enero 21 (EL UNIVERSAL).- Los voceadores gritaban cosas como: "El horroroso crimen del horroroso hijo que mató a su horrorosísima madre", "Terribles y espantosísimos estragos", "Motín en el Volador". Y los cronistas visuales, de los que había muchos y entre los cuales destacó de manera singular José Guadalupe Posada, eran quienes se encargaban de dibujar tales hechos.Hace un siglo murió ese artista cuya obra es de dominio público porque, como si de un músico se tratara, ha pasado a estar presente en lo más cotidiano y algunas de sus imágenes son usadas, bailadas y cantadas. Junto a su Catrina, universal y reconocible por todos, hay una obra menos difundida pero que en su tiempo le granjeó seguidores.La faceta del dibujante que hacía caricaturas políticas, ilustraba noticias, artículos y sucesos cotidianos, o a un personaje de moda, es sobresaliente. "Era un poco de todo: entonces el caricaturista era como un fotorreportero hoy: cronista gráfico, caricaturista, retratista e ilustrador", sostiene Rafael Barajas "El Fisgón".Decía Juan José Arreola que los temas de Posada eran crímenes, fusilamientos y catástrofes. En hojas que eran parecidos a los volantes, en los llamados periódicos de a centavo, en periódicos formales, José Guadalupe Posada desarrolló su obra como cronista visual.De acuerdo con investigaciones del historiador Agustín Sánchez González, fueron más de 70 periódicos -diarios, semanarios, vespertinos- en Aguascalientes, León y en la ciudad de México; periódicos de muy diversas corrientes: lo mismo católicos y comerciales, que de obreros.Fue un tiempo en el que no había un desarrollo de la fotografía y donde la mayoría, 80%, era analfabeta.Entonces, la ilustración era el mejor recurso para conocer las historias, que muchas veces eran inventadas, que estaban adornadas con una generosa dosis de escándalo y donde igual se "contaban" asesinatos que descubrimientos portentosos.Posada publicó durante más de cuatro décadas en periódicos, desde los 19 años hasta su muerte -y, en estricto sentido, más allá de su muerte porque todavía unos meses después sus dibujos seguían apareciendo como si él viviera.En la tradición de la gráfica liberal mexicana es donde surge Posada, argumenta Rafael Barajas: "El grueso de aquellos periódicos de la segunda mitad del siglo XIX era de opinión, servían al debate entre liberales y conservadores; ahí se forja la tradición de la gráfica liberal mexicana: una prensa que combate, que pelea. Y ahí...

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