Portugal, el clásico

AutorLorenzo Armendariz

Son varios las caminos que descubren la región del Miño, todos conducen por rincones maravillosos y sorprendentes paisajes, sin embargo, existe una ruta clásica cuyo punto de partida es Oporto. Lo recomendable es rentar un auto y disfrutar la ruta tomando el tiempo necesario en cada lugar y con la posibilidad de hospedarse en las posadas y "solares" que abundan en el Miño. Si acepta nuestra invitación, estamos seguros de que no se arrepentirá.

La cuna de un país

Desde Oporto, la primer escala es Guimarães, ciudad en donde nació y se proclamó primer rey de Portugal Alfonso Henriques. Su histórico barrio medieval forma parte del Patrimonio Mundial de la Humanidad de la UNESCO y constituye el mayor atractivo de la ciudad.

Lo ideal es dejar el auto y caminar hacia el corazón mismo de Guimarães. Una buena sugerencia es comenzar por Largo de Oliveira, el antiguo centro de la villa que conserva buena parte de su patrimonio religioso, como la iglesia de Nuestra Señora de Oliveira, la Iglesia de San Dámasco, el Convento de Santa Clara y el Salado, un templo gótico plagado de leyendas.

Pero la plaza tiene otro encanto: las llamativas terrazas de los bares que nos invitan a refrescarnos del calor del verano. ¡Una excelente oportunidad de probar el vinho verde antes de sumergirnos en las estrechas calles del casco antiguo!

La Rua Santa María es la más impactante, nos hace retroceder en el tiempo y entre sus espigadas mansiones góticas sentiremos toda la Edad Media venir hacía nosotros de un solo golpe. Esta vía del siglo 12 nos conduce directamente hasta los bastiones defensivos de la ciudad -pasando por el Palacio Ducal- hasta las enormes murallas del Castillo São Miguel, desde cuyas alturas se tiene una hermosa vista de la ciudad.

Una ciudad antigua y joven

De Guimarães a Braga -la siguiente escala- se debe partir temprano para disfrutar con la luz del día de un recorrido espectacular que serpentea entre el verdor de la campiña.

Ya en Braga puede hacerse una excursión a la Plaza de la República y refugiarse en un café, como el Café Viana, paso obligado donde puede tomarse un excelente vinho verde y algunas variedades de bacalao. Tal vez tenga suerte de encontrar en el menú el bacalhau narcisa, la especialidad branguense de combinar el bacalao con el aceite de oliva y el ajo crudo, o las frigideiras, especie de grandes pasteles de carne rellenos de carne de res o cerdo.

Este preámbulo es en espera de que caiga la tarde, el mejor tiempo para recorrer...

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