Póngase trucha: haga ejercicio

Si elevas tu frecuencia cardiaca, ¿hará lo mismo tu expectativa de vida? Esa posibilidad está al meollo de una nueva y ambiciosa investigación sobre ejercicio y mortalidad.

El estudio, uno de los exámenes más grandes y de mayor duración hasta la fecha de este tipo, muestra que es relativamente poco probable que los hombres y mujeres mayores que hacen ejercicio de casi cualquier forma mueran prematuramente.

Pero si parte de ese ejercicio es intenso, los reportes también encuentran que el riesgo de mortalidad temprana disminuye aún más y la calidad de vida de las personas aumenta.

Por supuesto, los científicos saben desde hace algún tiempo que las personas activas también tienden a ser personas longevas. Varios estudios anteriores arrojan que el ejercicio regular está fuertemente asociado con una mayor longevidad, incluso si el ejercicio es de sólo unos minutos a la semana.

Sin embargo, casi todos estos estudios han sido observacionales, lo que significa que observaron la vida de las personas en un momento determinado, vieron cuánto se movieron en ese momento y luego verificaron si fallecieron y cuándo.

Estudios así pueden identificar asociaciones entre ejercicio y duración de la vida, pero no pueden probar que moverse realmente haga que las personas vivan más tiempo.

Para averiguar si el ejercicio afecta directamente la esperanza de vida, los investigadores tendrían que inscribir voluntarios en ensayos controlados aleatoriamente a largo plazo con algunas personas ejercitándose, otras haciéndolo de manera diferente y unas más sin activarse.

Luego, los investigadores tendrían que seguir a todas estas personas durante años, hasta que muriera un número suficientemente grande para permitir comparaciones estadísticas de los grupos. Pero estos estudios son muy complicados y costosos, una de las razones por las que rara vez se realizan.

Esos obstáculos no disuadieron a científicos del ejercicio físico de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología, en Trondheim. Hace casi 10 años, comenzaron a planear el estudio publicado en octubre en The BMJ, revista médica editada en el Reino Unido por la Asociación Médica Británica.

Su primer paso fue invitar a participar a los septuagenarios de Trondheim. Más de mil 500 aceptaron. Estos voluntarios eran, en general, más saludables que la mayoría de las personas de 70 años.

Algunos tenían enfermedades cardíacas, cáncer u otras afecciones, pero la mayoría caminaba o permanecía activa de alguna otra manera...

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