Las políticas públicas locales sobre la migración internacional en Guanajuato

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AutorDavid Martínez Mendizábal
CargoDoctor en Estudios Científico Sociales. Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO)
Páginas1-20

    Doctor en Estudios Científico Sociales por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente –ITESO-. Actualmente es Académico Numerario de la Universidad Iberoamericana León donde ocupa el puesto de Director de Investigación.

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Aprender de la historia para encarar adecuadamente el presente migratorio 1

Ponencia presentada dentro de la Mesa de trabajo: Identidad cultural y migración

Introducción

Debo empezar diciendo que el asunto de la migración no es un tema más sino que forma parte de mi identidad familiar, nada fuera de lo común para los que somos guanajuatenses. Soy hijo de migrante intranacional y nieto de migrante internacional. Ahora mismo tengo tíos, primos, sobrinos y sobrinos nietos en California, en Toledo y en otras partes, algunos ya con nacionalidad estadounidense.

Platica mi padre que mi tío Benjamín, que se fue a fines de los treinta a Medford, Oregon, llegó con muchas bolsas de la Marina de los Estados Unidos (EUA) con ropa usada una y nueva otra, que repartió entre los familiares y benefició en el reparto a mi padre. Zapatos, tenis, sacos, corbatas, camisas, chamarras, que sólo se veían en las películas y que con recursos propios jamás las adquirían.

Historias familiares como ésta y otras que contiene el texto que preparé, sirven para que se entienda que a partir de mi contexto vital no puedo asumir la migración sólo como un frío asunto académico sino que detrás de losPage 2 conceptos, ideas y propuestas que presento se encuentran afectos, personas y familiares.

Cada vez que escucho teorías o me entero de discursos gubernamentales despegados de los problemas reales de las y los migrantes se me revuelve el estómago y aconsejo un mínimo de sensatez, prudencia e inmersión en la realidad para que no vengamos con las teorías light de la migración, que la entienden como aventura sociocultural o con explicaciones sobre la migración masiva que prescinden del diferencial salarial entre México y EUA y de las condiciones socio económicas de quienes se van al otro lado. La gente se va porque quiere, pues aquí es tierra de oportunidades, siguen diciendo algunos funcionarios públicos.

Parte I La voz de los gobernadores guanajuatenses frente a la migración. Una mirada panorámica (1900-1990)

Los teóricos ubican la migración guanajuatense como un asunto centenario, es decir, de principios del siglo (s) XX. ¿Por qué la gente comenzó a migrar al norte en esta fecha? Habrá que recordar que no siempre el dólar valió más que el peso y no siempre la economía de los EUA fue la más fuerte. La moneda de la Nueva España durante el s XVIII y partes del s XIX se tomaba como referencia internacional y la de los vecinos del norte no pintaba tanto. La diferencia la hizo la asimetría en el crecimiento, los diferentes procesos políticos e historias, la articulación inequitativa entre ambas economías, la anexión de territorios y el modo distinto de cómo se gestó la transformación económica.

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Hacia mediados del s XIX EUA exportaba ya ocho veces más que México. La economía de los EUA creció al 4.8% de 1870 a 19062. Las empresas europeas y las de EUA competían por mercados latinoamericanos y las empresas nuestras llegaron tarde y mal estructuradas a la repartición del banquete. El diferencial salarial se comenzó a presentar como gancho atractivo para las grandes masas de campesinos mexicanos que, con tierra o sin ella, voltearon sus ojos al norte a pesar de los reclamos de gobernantes nacionales que exhortaban a los compatriotas para que no se fueran. La migración desde entonces representó, para la economía de los EUA, una reserva de mano de obra barata que podía ser desechada en tiempos de crisis.

Mi abuelo Pedro se fue por ahí de 1905 a Riverside, California a construir una presa, no al ferrocarril, como dicen que se fue la mayoría. Trabajó de albañil algún tiempo, enviaba dinero a mi bisabuela y cuando juntó suficiente dinero a su juicio se regresó a Valle de Santiago para desempeñar la máquina de coser de mi bisabuela, que habían empeñado para su ida a los EUA. Con el dinero reunido puso una tienda de abarrotes. De oficio zapatero, remendaba en California sus botas cuando se rompían y los paisanos le decían que eso era una vergüenza, que mejor se comprara otras botas.

La década siguiente, en el año de 1918 se nombró a Agustín Alcocer primer Gobernador de Guanajuato después de la Constitución de 1917, y él ubicó a la migración como un peligro para el desarrollo local: “Secundando las patrióticas miras del Ejecutivo de la Unión, se transcribió a las Presidencias Municipales la circular número 30, girada por la Secretaría de Estado y del Despacho de Gobernación; por la que se advierte a las autoridades del País el peligroPage 4 inminente que hay de que emigren a los Estados Unidos nuestros braceros; puesto que se tienen informes ciertos, de que sólo para el Estado de California se necesitan y están solicitando de 25,000 a 30,000 trabajadores para las labores del campo: y se les recomienda a las mismas Presidencias que procuren evitar o disminuir la emigración, y que sólo se permita ésta en condiciones ventajosas para los obreros y con la competente garantía del cumplimiento de sus respectivos contratos, de los que se les remitió un modelo.3

La crisis de 1929 de los EUA, obligó al gobernador Melchor Ortega a abrir en su Informe de Gobierno de 1933 un capítulo que le denominó Repatriados y en donde señala que numerosos contingentes de personas que regresan de los EUA son una ventaja aprovechable para México por la capacitación agrícola con la que regresan, sin embargo expresa que “la Dirección General de Educación Pública, ha recibido instrucciones en el sentido de que se impartan especiales cuidados a los pequeños hijos de los repatriados, fundándome para ello, en la necesidad de reintegrar su espíritu a la nacionalidad mexicana, ya que, en muchos casos, su nacimiento en el extranjero, haber estado en contacto con otro medio, concurrido a escuelas en las que adquirieron el conocimiento de una lengua extraña, que usan preferentemente, son circunstancias de poderosa influencia, que, a mi modo de ver, afectan el espíritu de los niños, con el peligro de alejarlos de la nacionalidad de sus mayores”.4

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Desoyendo el consejo de las autoridades, mis tíos, los mayores, se fueron al norte a fines de la década de los treinta. Uno de los menores se inscribió poco después en el Programa Bracero por ahí de 1943. Los reclutaban en Irapuato en el actual estadio de fútbol, el Revolución. Ahí se agolpaba la gente. Si eran aceptados los mandaban en tren a la ciudad de México, los concentraban en el estadio nacional y los trasladaban a los baños del mercado Juárez de Bucareli.

En el mercado los desnudaban y les desinfectaban, a ellos y a la ropa que llevaban. En la estación de Buena Vista los subían al tren que los depositaba en los diferentes destinos. A mi tío le tocó Fresno, California, en la uva. De recolector lo ascendieron a hacer las cajas de madera con una máquina en donde empacaban la fruta. Igual que mi abuelo, su objetivo no era migrar permanentemente. Reunió dinero para comprar un motoarado -que conoció en EUA-. En las calles de Palma en la ciudad de México le devolvieron su 5% que le habían retenido en EUA. Mi tío se salvó del Braceroproa.

En 1944 aparece el término “braceros” como un capítulo del discurso oficial, y el gobernador Ernesto Hidalgo intenta impedir la emigración y trata de convencer a los campesinos sobre los efectos negativos de su salida del país: “Este Ejecutivo de mi cargo, ante la grave situación que plantea la salida de trabajadores, principalmente del campo, hacia los Estados Unidos de Norte América, ha desarrollado una enérgica y explicable actividad, a fin de impedir el éxodo de nuestros campesinos que ineludiblemente se traduce en el abandono de la tierra y en la disminución de la producción; al efecto, en estrecha cooperación con las autoridades municipales ha hecho una labor de persuasiónPage 6 entre los campesinos, haciéndoles ver los serios inconvenientes que tanto para sus familias como para la economía del Estado provoca su internación en el vecino país5

Ernesto Hidalgo sostiene6 que ya ha sido pagada la cuota patriótica de Guanajuato al triunfo de las Naciones Unidas en contra las potencias del Eje y que dicha cuota debe ser compartida por otros estados de la República Mexicana.

Pero al año siguiente, ante la avalancha de solicitudes se desdice y declara su satisfacción porque Guanajuato haya sido señalado centro de contratación nacional de los trabajadores migrantes7.

En 1947, otro gobernador, Nicéforo Guerrero, asume como una realidad inatacable la necesidad de facilitar la migración concertada y propone que la cuota de migración puede ser planificada, atendiendo a razones de oferta yPage 7 demanda de mano de obra local y en correspondencia al potencial económico de cada municipio8.

De aquí en adelante, hasta el término del programa Migrante en 1964, la tónica sería la misma: expedir pasaportes y otorgar autorización laboral. Para ello intervenían la Secretaría de Relaciones Exteriores y el Departamento de Trabajo.9 10. Digamos que esta postura gubernamental refleja un planteamiento claro de política pública, cuando menos en el discurso: existe indefensión ante los factores que provocan el que la gente migre y hay que proporcionar la ayuda necesaria para que los migrantes legales vayan en condiciones adecuadas.

Después de la conclusión del programa Bracero, en 1964, viene un período de amnesia sobre el fenómeno mismo, que durará hasta fines de los ochenta. Ésta es la era indocumentada (1965-1990) que Durand ubica como una fase...

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