De política y cosas peores / Vocación y cariño

Yo soy fruto de la cultura del esfuerzo. Del esfuerzo de otros. Mis padres se esforzaron en llevarme por el buen camino, y muchos de mis maestros se dedicaron con empeño a la tarea de mostrarme cosas como la belleza, la justicia, la verdad y el bien. Quizá no aprendí -no aprehendí- cabalmente esos valores, pero al menos sé que ahí están. La señorita Petrita Rodríguez, adorable, me enseñó las primeras letras. (Aún no he pasado a las segundas). Por don Fermín González, mi maestro de cuarto año en el invicto y triunfante Colegio Zaragoza, lasallista, supe que para educar a alguien es necesario hacerse como él, sentir como él. Lloraba igual que niño cuando nos hablaba de su madre ausente, y en el recreo nos enseñaba a bailar el trompo y a echar capiruchos con nuestro balero. Del joven profesor -¡tan joven!- César González Carielo, con quien cursé el sexto año de primaria en la Escuela Anexa a la Normal, aprendí la alegría que hay en aprender. Era un maestro como los de Corazón, Diario de un Niño, cuyos cuentos mensuales nos leía. Para decirle sin palabras lo mucho que lo quería me aprendí de memoria la lista de los ríos de Europa, y se la recité, orgulloso, al terminar el curso: "Guadalquivir, Guadiana, Tajo, Duero, Ebro, Garona, Loira, Sena, Rhin...". Unos días después murió en un accidente de automóvil, tan joven ¡ay! tan joven. En la escuela secundaria tuve dos maestras extraordinarias: doña Amelia Vitela viuda de García y doña Juanita Flores viuda de Teissier. De la señora Vitela aprendí los buenos frutos que la bondad rinde en la tarea de enseñar; por la señora Teissier supe que nada se consigue sin disciplina y orden. Guillermo Meléndez Mata fue mi maestro de Literatura en el bachillerato del glorioso Ateneo Fuente. Ni siquiera tenía el título de profesor: había sido vendedor de libros, reportero de periódicos, agente viajero, boxeador. Pero amaba la lectura, y nos transmitió ese amor. En la Preparatoria Nocturna -cursé dos bachilleratos al mismo tiempo, de día uno, por la...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR