De política y cosas peores / Venganza

Don Frustracio, el desdichado esposo de doña Frigidia, le contó a su compadre Pitorrón las penas que sufría a causa de la indiferencia sexual de su mujer. Casi nunca, le dijo, accedía a sus demandas amorosas. La última vez que lo admitió en su cama fue en ocasión del estreno de la película que trata del hundimiento del Titanic. No la de Leonardo DiCaprio: la de Clifton Webb. "Haz lo que yo -le sugirió el compadre-. Cuando tengo ganas de sexo entro en la recámara con paso firme, doy dos fuertes palmadas y le digo a mi esposa: '¡Ahí te voy!' Al ver mi determinación ella no se resiste a mi erótico deseo, sea cual fuere la hora en que lo manifiesto". Don Frustracio agradeció el consejo, y se dispuso a ponerlo en práctica. Llamó por teléfono a doña Frigidia y le dijo que llegaría tarde, pues tenía mucho trabajo en la oficina. Entretuvo las horas en el bar que solía frecuentar, y practicó las dos fuertes palmadas que iba a dar al entrar en la recámara. Eso llamó mucho la atención tanto del cantinero como de los parroquianos, pues conocían bien a don Frustracio y sabían que era hombre de natural pacífico. Cuando sonaron las 11 de la noche pagó su cuenta y se encaminó a su casa. Al entrar con paso firme en la alcoba su esposa ya roncaba. Dio don Frustracio las dos fuertes palmadas y luego anunció, enérgico: "¡Ahí te voy!" Doña Frigidia, adormilada, respondió: "Venga de ahí, compadre. Pero apúrese, porque seguramente no tardará en llegar aquél"... Lord Feebledick regresó de la cacería de la zorra. No sólo venía cansado, venía también mohíno, pues su perro Snot, en vez de perseguir a la presa, como los demás, se dedicó a oliscar con sospechosa intención el trasero de los otros canes, lo cual provocó la risa de los asistentes a la jornada venatoria. A su regreso milord llevaba la ilusión de superar aquel bochorno con la tibieza de un buen baño de burbujas. No pudo cumplir ese deseo: se encontró con que la tina estaba ocupada por su mujer, lady Loosebloomers, y por Wellh Ung, el toroso muchacho pelirrojo encargado de la cría de los faisanes. "¿Qué significa esto?" -preguntó lord Feebledick en la mejor tradición de los chistes de adulterio. Con otra pregunta respondió lady Loosebloomers...

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