DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Renombrar

AutorCatón

Don Frustracio, el esposo de doña Frigidia, fue a la consulta de un conocido médico a fin de que le recetara algo para fortalecer la libido. El facultativo le dijo luego de escribir la prescripción: "Recuerde usted, señor, que esta pastilla tarda media hora en hacer efecto". "Entonces no me sirve -se entristeció don Frustracio-. En ese tiempo mi mujer ya se habrá desatado". ¡Desdichado marido! Tenía que amarrar en la cama a su consorte para poder llegar a ella. Átala con cadenas, lacerado, de las que sirven para anclar los barcos trasatlánticos, pues no es justo ni debido que tu mujer te niegue por sistema el cumplimiento del débito conyugal que determinan tanto el Código Civil como el de Derecho Canónico... Le pregunté a mi amigo: "¿Cómo pudiste llegar tan puntualmente a nuestra cita frente al Palacio Nacional?" Me respondió: "Fue muy sencillo. Tomé primero la manifestación Eje Central-Hemiciclo a Juárez. Me bajé en Madero, y ahí tomé la manifestación Monumento a la Revolución-Zócalo". Miguel Mancera hizo un anuncio de extraordinaria trascendencia: la Secretaría de Transporte se va a llamar ahora Secretaría de Movilidad. Pero sucede que cambiar un nombre por otro es cambiar nada. "La rosa con otro nombre...", etcétera. La Ciudad de México, a pesar de ser la enorme urbe que es, tiene algunas costumbres y usos tan anacrónicos como los de algún villorrio. Las manifestaciones callejeras constituyen uno de esos desdichados hábitos que no toman en cuenta la legalidad ni el derecho de los demás. He aquí que un grupo de personas, a veces no más de una cincuentena, puede trastornar la vida de cientos de miles de ciudadanos al impedirles el libre paso por la vía pública. Esas acciones son una forma de violencia que se disfraza de derecho a la manifestación de las ideas, y que es en verdad un atentado contra la vida comunitaria, atentado cuya gravedad no se reconoce, y contra el cual no se hace nada. Todo mundo, es cierto, es libre de protestar, de exigir, de denunciar. Nadie debe hacerlo, sin embargo, conculcando la libertad de los demás. En ese sentido los gobernantes del Distrito Federal han sido siempre omisos. Por temor a ser calificados de represivos permiten que un día sí y el otro también sea trastornada la vida cotidiana de los habitantes de la capital. ¡Libertad, cuántos desmadres se cometen en tu nombre! Si el actual jefe de Gobierno del DF pretende que ese cambio de nombre, de Secretaría de Transporte a Secretaría de Movilidad, sirva para...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR