DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Pusilanimidad

AutorCatón

Adonisio Formoso era un hombre sumamente guapo. A su lado Brad Pitt y Leonardo DiCaprio parecían Quasimodo. Decidió casarse con una mujer hermosa a fin de producir magníficos especímenes humanos. Oyó hablar de un hombre que tenía tres hijas de extraordinaria belleza, tanto que el pueblo las llamaba con gran imaginación creativa "Las Tres Gracias". El apuesto galán buscó al paterfamilias y le ofreció una considerable suma si le daba en matrimonio a una de ellas. "Puede usted escoger la que le guste" -le dijo el genitor, a quien el pueblo llamaba (con gran imaginación creativa) El Pichabuena, por las preciosas hijas que había engendrado. Le mostró a la primera. La muchacha, en efecto, tenía agraciado rostro y cuerpo escultural, pero sus ojos no se ponían de acuerdo entre sí: mientras uno veía hacia el Golfo de México el otro miraba hacia el Océano Pacífico. "Su hija es muy hermosa -le dijo el pretendiente al padre-, pero está, digamos, un poquitito bizca. Cosa de nada, claro, pero un poquito bizca". Trajo el señor a la segunda hija. Era también muy bella, pero estevada, o sea zamba. El solicitador le dijo al papá de la muchacha: "Su hija es muy hermosa, pero está, digamos, un poquitito zamba. Cosa de nada, claro, pero un poquito zamba". El padre, entonces, le presentó a su hija menor. ¡Oh maravilla! La joven parecía un ángel. Su arrebolada faz y sus armoniosas formas no mostraban ninguna maca que alterara la absoluta perfección de aquella etérea ninfa, al parecer salida de los pinceles del Giotto, o por lo menos de uno de ellos. "¡Contigo me casaré!" -declaró, extático, Adonisio. El papá de la etérea ninfa preguntó: "¿Y la considerable suma?" El enamorado le extendió un cheque de seis cifras. Se llevó a cabo el matrimonio entre la célica doncella y el apuesto galán. Siete meses después ella dio a luz un hijo. ¡Horror! La criatura era un monstruo de fealdad, un endriago, un adefesio. A su lado Quasimodo parecía Brad Pitt o Leonardo DiCaprio. "¡Fuego del averno! -profirió Adonisio, que en su juventud había leído novelas de Salgari-. Si soy tan guapo ¿cómo es que el niño nació tan feo?" Explicó el papá de la muchacha: "Es...

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