DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Plaza de almas

AutorCatón

Si alguien me hubiese dicho que lo que voy a narrar sucedió verdaderamente habría exclamado a la manera de los muchachos de hoy: "¡No manches!". Y sin embargo sucedió. Imaginen ustedes a un empresario. Su secretaria ha trabajado para él desde la fundación de la empresa. No se ha casado esta mujer; vive solo para su trabajo. El hombre de negocios, en cambio, tiene esposa. Cierto día conoce por casualidad a una señora joven, casada como él. Ella acepta sus atenciones, y bien pronto entran en relación de amantes. Él se apasiona con el amor de la mujer, tanto que le compra una casa. Ahí se ven -y todo lo demás- dos veces por semana, siempre los mismos días y a la misma hora: martes y viernes de 7 a 9 de la noche. Lo que no sabe el hombre de negocios es que la joven señora, a más de tener marido, tiene también otro amante. Es un muchacho de condición modesta, pero guapo. La verdad es que ella se avino a ser la querida de aquel rico señor porque el amante joven y guapo la convenció de que lo hiciera: ella le sacaría dinero al empresario, y así podrían hacer planes para el futuro. La casa que el rico empresario le regaló a su amiga, ella la hizo escriturar a nombre del muchacho, pues temía que su esposo se enterara de que era dueña de una casa, y no podría explicar el modo como la adquirió. Sucedió lo que siempre sucede: la esposa del hombre de negocios se enteró del adulterio de su marido. De inmediato le pidió el divorcio, y él tuvo que acceder a la separación, aunque amaba a su mujer y adoraba a sus hijos. Desesperado, incapaz de resistir la soledad, el hombre le pidió a su amante que dejara a su esposo y se casara con él. Ella se negó. ¿Por qué iba hacer tal cosa? Era feliz con su marido y con sus hijos. No solo no se casaría con él: en ese momento daba por terminada la relación, pues veía que las cosas estaban tomando un rumbo peligroso para ella. Ésa no fue la única relación que se acabó. Cuando la joven mujer fue a la casa que su ex amante le había regalado, su otro amante, el muchacho guapo, no la dejó entrar. Se había enamorado de una chica de su edad, le dijo en la puerta, y se iba a casar con ella. Vivirían...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR