DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Plaza de almas

AutorCatón

"Dale, Señor, el descanso eterno, y luzca para él la luz perpetua". Aunque estaba alejada de la iglesia no se sintió mal al recitar esa oración. Bob la merecía, y a ella le salió del corazón decirla. Sin embargo no pudo contener una sonrisa al preguntarse si se podría descansar eternamente estando encendida aquella luz, que por perpetua debía ser bastante intensa. Sonrió otra vez al recordar lo que le decía su mamá cuando de niña le hacía preguntas acerca de cosas de la religión: "Eres una herejilla". A Bob no le gustaba dormir con luz. En la cama, dormido a su lado, se despertaba de inmediato si ella encendía la lámpara del buró para leer y disipar su insomnio. Antes de volverse al otro lado y seguir durmiendo le dirigía una mirada de reproche que a veces la divertía y otras veces la apenaba. Ahora estaba muerto. Ya no la miraría así, ni en ninguna otra forma. Le dolió pensar tal cosa. Desde que Bob se fue casi todos los pensamientos le dolían. Sentía la soledad como un dolor físico. No sólo le dolía en el alma: le dolía en la carne, en los huesos, en la sangre. Era como un dolor de muelas en todo el cuerpo. La soledad. Jamás le había temido, y ahora se levantaba ante ella como una sombra que la amenazaba. Cuando el miedo a estar sola la oprimía fijaba la mirada en el retrato de Bob que había puesto en la recámara un día después de su muerte. Otra foto de él tenía en la sala, tomada en días felices, cuando el espectro de la muerte aún no llegaba a sus vidas. Ahí estaba, con esos ojos que la seguían a todas partes y aquella expresión misteriosa con la cual parecía decirle sin palabras: "Yo sé algo que no sabes tú". Lo extrañaba. Le hacía falta su compañía. Ahora se daba cuenta de que lo había necesitado más que él a ella. Bob era tan independiente, tan dueño de sí mismo. Jamás le pedía nada; recibía su amor como algo que le era debido. A ella eso no la molestaba. Toda su vida había estado en posición de dependencia. Había desarrollado un sentimiento de sumisión que tenía algo de agradable: le daba la sensación de ser protegida; le quitaba la responsabilidad de tener que proteger. En cuestión de...

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