De política y cosas peores / Pancismo

AutorCatón

Tetonina Dobledé es una mujer de busto mayestático. Ubérrimas son las prominencias pectorales de la señora Dobledé, tanto que alguna vez le reclamó al mesero por su tardanza en traerle la pizza de pepperoni que pidió. El camarero le informó que hacía media hora se la había llevado, y si no se veía es porque la pizza (de pepperoni) estaba abajo de sus voluminosos hemisferios. Pues bien, a doña Tetonina le sucedió algo insólito: un buen día le apareció una tercera bubis, exactamente entre las otras dos. No debe extrañar tanto ese fenómeno: por documentos de rigurosa exactitud histórica se sabe que Ana Bolena, segunda esposa de Enrique VIII de Inglaterra, tenía tres tetas "a más de un sexto dedo en la siniestra mano" con las cuales hacía las delicias del cachondo monarca. El marido de la señora Dobledé, al ver aquella tercera chichi en su mujer, la llevó de inmediato con un cirujano plástico. "Doctor "le dijo": mire lo que le salió a mi esposa". Ella dejó al descubierto su región torácica, con lo que el facultativo pudo ver la nueva bubis de doña Tetonina, que para entonces ya había alcanzado el tamaño de las otras dos. Se puso el médico la mano en la barbilla y dijo: "Mm, mm". Con esa actitud meditativa y de concentración podía añadir 200 pesos "100 por cada "Mm" a la cuenta de sus honorarios. "Ya entiendo "declaró seguidamente". Quiere usted que le quite a su señora esa mama adicional". "¡No, doctor! "se asustó el marido de doña Tetonina". ¡Quiero que me implante a mí una tercera mano!"... ¿Por qué al hacer la reforma política "que tuvo más de política que de reforma" los partidos se negaron a admitir lo de la reelección de diputados y senadores? Creo saber la causa: porque más que partidos son agencias de colocaciones. Muertas las ideas, sepultados los ideales y las ideologías, lo único que pervive es el pancismo, esa suprema realidad de los estómagos por la cual los políticos buscan sólo favorecer el interés de sus partidos, y su medro personal. Si hubiera reelección de representantes populares, ellos tendrían que ser auténticamente eso: representantes populares, y dependerían más de sus electores que de la cúpula de su organización, pues quedarían sujetos al...

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