De política y cosas peores / Desde Orizaba

AutorCatón

"Anoche hice el amor como nunca en mi vida lo había hecho -relató con orgullo don Frustración, el esposo de doña Frígida-. Lástima que mi mujer no estaba despierta para darse cuenta"... Babalucas, el sacristán del templo, le dijo al padre Arsilio: "Tendremos que hacer más alto el campanario". "¿Por qué?" -se extrañó el buen sacerdote. Contestó el badulaque: "La nueva cuerda de la campana resultó demasiado larga"... El marido llegó a su casa y le preguntó a su esposa: "¿Qué hiciste para la cena?" Respondió ella: "Una reservación"... La conferencia más breve sobre sexo fue la que dictó aquel profesor que subió al podio, dijo a la concurrencia: "Es para mí un gran placer...", y luego volvió a sentarse... Nadie debería escribir epigramas en México después de los que escribió Pancho Liguori. De vez en cuando, sin embargo, a mí se me cae uno, como éste que hice a propósito de la noticia según la cual cierto basquetbolista afroamericano se hizo practicar una cirugía radical a fin de convertirse en mujer. Dice así ese epigrama: "Al individuo que cito / no quiero encontrarlo yo: / a lo mejor le quedó / todavía el muñoncito". Obviamente esa gracejada mía no tiene la picante levedad que en sus galanos versos ponía aquel genial orizabeño. Nadie que no sea veracruzano puede tener ese genio y ese ingenio. Pero debo haberme portado bien últimamente, porque Diosito bueno me hizo regresar una vez más a Veracruz, la sonrisa de México. Llegué al puerto y lo primero que hice, claro, fue ir al Gran Café de la Parroquia. No pude ya saludar a don Pedro Degollado, señorial y amabilísimo mesero, pues se jubiló después de 62 años de trabajar ahí. Muchos más le deseo de vida, y yo los vea. Pude, sí, darle un abrazo cordial a mi amigo Felipe Fernández, a quien estimo de todo corazón y admiro por la constancia y fidelidad con que atiende junto con sus hermanos ese entrañable sitio, lugar preferido por los auténticos jarochos y para mí sitio obligado de peregrinación. Luego viajé a Orizaba, y conocí el teleférico que con fondos exclusivamente municipales construyó en su trienio un excelente alcalde, Hugo Chahín Maluly. ¡Qué obra magnífica es ésa! Se ha convertido en el principal atractivo turístico de la bella ciudad...

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