De política y cosas peores / El mayor bien

Don Rufinio Corvo, profesor de Gramática Española, llegó a su casa inesperadamente y sorprendió a su esposa en ilícito consorcio de carnalidad con un sujeto. Al ver a su marido la pecatriz se turbó toda y empezó a balbucear en vano intento por justificarse: "Yo... Tú... Él... Nosotros...". Don Rufinio la interrumpió, severo. "Burcelaga -le dijo a la pecatriz irguiendo toda su estatura de gramático-. Primero las explicaciones, después las conjugaciones"... Babalucas decidió casarse, y para tal efecto pidió la mano de su novia. Una amiga de la chica le preguntó llena de admiración: "¿Cómo hiciste para que Babalucas aceptara ir al matrimonio?" Respondió la muchacha: "Le dije: 'Baba: creo que estás embarazado'"... Rosilita, alumna de tercer año de primaria, le dijo a una compañerita: "Todos los hombres son iguales. Te dicen cosas bonitas, te regalan chocolates, pero todos quieren lo mismo: que les prestes la tarea"... Empédocles Etílez y Astatrasio Garrajarra, ebrios consuetudinarios, se corrían una de sus parrandas habituales. Salieron de la enésima cantina, y Astatrasio le propuso a su contlapache: "Vamos a una casa de mala nota". Empédocles, menos borracho que su amigo, simuló aceptar, pero como vio que Astatrasio ya ni siquiera se podía sostener en pie no se dirigió a aquel lugar pecaminoso, sino a la casa de su amigo. Llegó, lo recargó en la puerta, tocó el timbre y se alejó apresuradamente para no exponerse a las iras de la señora de la casa. Abrió la puerta la esposa de Astatrasio. Con ojos vidriosos la miró el beodo, y luego prorrumpió hecho una furia: "¡Ah, meretriz infame! ¡De modo que aquí vienes cuando no estoy yo en la casa!"... Don Ramón Menéndez Pidal, ilustre polígrafo español, vivió 99 años. De ellos 80 los dedicó al estudio de las letras y el habla de España. Se cuenta que unos momentos antes de morir suspiró con tristeza: "¡Lástima! ¡Cuando me quedaban tantos libros por leer!" Casó en flor de edad con la novia de su juventud, María Goyri, a quien le gustaban las mismas cosas que a él. Su luna de miel la pasaron recorriendo a pie, a lomo de mula o en carreta los más antiguos pueblos de las dos Castillas. Ahí recogieron de viva voz de los aldeanos un rico acervo de versos...

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