De política y cosas peores / ¿Y luego?

Esta columneja se compone hoy de tres elementos: un inane chascarrillo, una pregunta lacónica y ociosa y un cuento de subidísimo color. El chascarrillo del principio no tiene mucha gracia; mis cuatro lectores bien podrían ahorrarse su lectura. La pregunta no habrá quien la conteste, por eso digo que es ociosa. Y el cuento de subidísimo color nadie debería leerlo. Pero en fin, he aquí los tres elementos. Va primero el inane chascarrillo... Un maduro caballero salió de la cantina haciendo eses. Cae que no cae se las arregló para llegar a su automóvil, e hizo varios intentos infructuosos por abrir la puerta, pues no atinaba a meter la llave en la cerradura. Un oficial de tránsito que pasaba en su patrulla vio aquello. Detuvo su vehículo, fue hacia el beodo y le preguntó con severidad: "¿Piensa usted manejar su automóvil en el estado en que anda?" "¡Claro que sí! -respondió con tartajosa voz el temulento-. ¡Estoy demasiado borracho para caminar!"... Sigue ahora la pregunta lacónica y ociosa... Está bien, señoras y señores radicales: que renuncie Peña Nieto. ¿Y luego?... Viene finalmente el cuento de subidísimo color... Ésta era una familia de campesinos formada por el padre, la madre, y tres hijos varones. Todos vivían gracias a la protección de un hada madrina que los proveía de todo lo necesario. Cierto día el jefe de la familia despertó y vio por la ventana algo que lo llenó de angustia: el hada madrina yacía en el prado, muerta. Pensó el hombre que no iba a poder ya sostener a su familia; buscó un árbol y se suicidó colgándose de una de las ramas. Poco después la madre despertó y vio en el prado al hada ya sin vida y a su marido muerto. Desolada fue hacia el árbol y se colgó también. Pasó media hora y el hijo mayor se levantó. Vio que el hada había muerto y miró en la rama del árbol a su padre y su madre. Poseído por el dolor se dirigió al río con intención de ahogarse. Cuando llegó a la orilla, sin embargo, vio ahí a una hermosa nereida de las aguas. La bella ninfa lo llamó y le preguntó qué le sucedía. Respondió el desdichado: "Murieron mis padres y pereció el hada que nos mantenía. Me voy a echar al río para morir también". "No lo hagas -le dijo la...

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