DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Estado laico

AutorCatón

Don Chinguetas y su esposa doña Macalota acababan apenas de conciliar el sueño cuando se oyó un ruido en la casa. Ella despertó, sobresaltada, y exclamó con angustia: "¡Mi marido!". Después él le preguntaba muy molesto: "¿Por qué cuando escuchamos aquel ruido tú dijiste: '¡Mi marido!'? ¿No soy yo tu marido, desdichada!". Responde ella: "Te contestaré si me explicas por qué cuando dije eso tú saltaste por la ventana"... Manuel Fraga Iribarne, recientemente fallecido a edad provecta, fue un político español franquista. Eso quiere decir un político católico. Su apego a las instituciones y a la ley, su acatamiento a quien tenía la autoridad, fuese quien fuese, le permitieron sobrevivir a la caída y desprestigio de la dictadura. Jamás, sin embargo, renegó de su pasado ni de sus ideas; fue leal a sus amigos y a sí mismo, y eso le ganó el respeto aun de sus adversarios. Leal a su Iglesia fue también, quizá demasiadamente (ser fiel a una Iglesia cristiana no significa por fuerza ser fiel a Jesucristo), y su influencia fue causa de algunos lodos cuyos polvos padecen hoy los españoles. Pondré un caso. Hace algunos meses una maestra de cierta escuela dependiente de la Iglesia católica fue expulsada del plantel por haber contraído matrimonio con un divorciado. Ella demandó a la jerarquía por despido injustificado, y obtuvo una sentencia favorable que condenó a la otra parte, o sea a la Iglesia, al pago de 200 mil euros por concepto de indemnización. Pero -y aquí vienen los polvos que dije- en virtud de una anacrónica legislación cuyas raíces vienen del franquismo, la Iglesia católica goza en España de muchas y variadas prerrogativas, una de las cuales la exime de responsabilidad en casos como el de la citada maestra. La indemnización que se le debe, pues, no la pagará la Iglesia, sino la Junta de Andalucía. Es decir los contribuyentes. En 1969, plena época del franquismo, José María Gironella le preguntó a Fraga si era partidario de la libertad religiosa. "La ley que regula esa libertad -fue su respuesta- debe adecuarse a las...

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