DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Insulto sin límite

AutorCatón

La esposa del reverendo Amaz Ingrace, misionero en las islas de los Mares del Sur, entró inesperadamente en la choza donde vivía con su marido y lo sorprendió en la cama refocilándose con dos exuberantes isleñas. Sin esperar la reclamación de su consorte el Pastor explicó su conducta: "Para predicarles la palabra del Señor primero tengo que ganármelas"... En la oficina Rosibel le comentó a Susiflor: "¡Qué silueta tan bonita tiene el nuevo empleado!". Aclaró Susiflor: "No es la silueta. Es el llavero que trae en el bolsillo del pantalón"... Decía un señor: "Cuando yo era joven las mujeres llevaban la falda hasta el tobillo. Luego se la subieron a media pierna. Después hasta las rodillas. Ahora las minifaldas apenas les cubren el trasero. Se diría que se van desnudando en abonos"... Los papás de Dulcilí, asomados a la escalera, vieron lo que en la sala hacía su hija con el novio. Suspiró la mamá: "¡Parece que fue ayer cuando lo único que le gustaba era su biberón!". (No le entendí)... Tal cantidad de estiércol se arrojan entre sí los candidatos que no debe hablarse de "campañas", sino de "cacampañas". Sé bien que la palabra no es digna de inscribirse en bronce eterno o mármol duradero, y ni siquiera en plastilina verde, pero expresa con basta claridad el pedestre nivel a que ha llegado en México el ejercicio de eso que llaman la política, y que en verdad no es sino politiquería. De don Francisco J. Santamaría aprendí una sabrosa frase coloquial usada en Tabasco para aludir a lo que tiene nivel bajo. Se dice: "Está a la altura del betún". El betún es la grasa con que se lustran los zapatos. Pues bien: las campañas que ahora vemos están a la altura del betún. En ellas la injuria y la difamación son moneda corriente. Los candidatos se dan hasta con la cubeta, como dice la locución boxística. No hay medida ni límite para el insulto o la calumnia. Diría yo que los contendientes parecen verduleras si no temiera ofender a esas honradas mujeres que en los mercados venden el recaudo o recado para la comida. ("Recaudo hace cocina, no Catalina"). Estoy ansioso de que llegue ya el 7 de junio, para que acaben por fin estas cacampañas. Otras vendrán después, lo admito resignado, pero al menos podremos descansar...

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