DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Humildad

AutorCatón

Jactancio, después de hablar de sí mismo durante más de una hora, le dijo a la chica que lo acompañaba: "Pero ya hemos hablado mucho de mí, linda. Ahora dime: ¿qué piensas tú de mí?". Otro individuo, Meñico Maldotado, estaba con su novia en un restorán. Ella, perdida la mirada en el vacío, le daba vueltas a su copa de vino tomándola por la parte gruesa, la que contiene el líquido. Meñico, molesto por el silencio de su pareja, le preguntó: "¿Por qué no hablas?". La muchacha se disculpó, apenada: "Perdóname. Estaba pensando en un novio que tuve". Replica él, amoscado: "¿Y por qué no piensas mejor en mí?". "Tienes razón" -admite ella-. Y así diciendo empezó a darle vueltas a la copa tomándola ahora por la estrecha cañita que está entre la parte alta y la base. (No le entendí). Yo también soy vanidosillo, reconózcolo. ¿Quién que es no es vanidoso? Todos nos sentimos el centro del Universo. Eso se explica porque cada uno de nosotros es, en efecto, el centro de su universo. La totalidad de las criaturas y las cosas se da en torno de cada ser humano, aun del más humilde. Los demás, incluidos los grandes y poderosos, giramos alrededor de él. Mi egocentrismo, por fortuna, recibe fuertes llamadas de atención. Uno de mis cuatro lectores, joven él, me contó que hace unos días se enteró de que iba yo a estar en su ciudad. Le preguntó a un amigo: "¿Ya sabes que va a venir Catón?". El amigo le contestó: "¿Y tocan bien los güeyes?". Desconocido yo para él, eso de "Catón" le sonó como a nombre de banda. ¡Bendito sea el Señor por esas convocatorias a practicar la santa virtud de la humildad! A pesar de ellas, con frecuencia hablo de mí. Es el tema que conozco mejor, y sé que a mis lectores les agrada enterarse de mis peregrinares por este mundo que cada día es menos ancho y más ajeno. Debido a eso me atreví ayer a preguntarles: ¿a que no saben a qué fui el pasado miércoles a la Ciudad de México? Aunque nadie respondió: "¿A qué?" -otra convocatoria a la humildad-, lo digo ahora. Por dos motivos viajé a la Capital. El primero, para compartir con Carlos Slim Domit y la gran familia Sanborns la alegría por...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR