DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Grandes errores

AutorCatón

"¡Hoy maté un oso polar y le hice el amor a una esquimal!". Eso escribió, exultante, el joven viajero en su diario. Días después puso en tono sombrío: "El especialista en enfermedades venéreas opina que en el caso del oso y la esquimal debí haber actuado al revés"... Errores grandes cometió Felipe Calderón en el sexenio que está por terminar. Entre los mayores está haber puesto la amistad por encima de la eficiencia al hacer la designación de sus colaboradores. Salvo excepciones tomó en cuenta la confianza que podía depositar en ellos, la lealtad que guardarían a su persona, en vez de considerar la aptitud y demás méritos que debía tener cada uno para el adecuado desempeño de su cargo. Resultado de esto fue una Administración que en muchos casos dio frutos más que modestos. Se habla del eficiente manejo de la macroeconomía, que ha dado estabilidad financiera al País. Eso es cierto, pero debe tomarse en cuenta que los dos gobiernos panistas mantuvieron las directrices que desde antes se habían fijado ya, y a las cuales se debe que México no sufra ahora los quebrantos financieros por los que atraviesan ahora otras naciones más ricas que la nuestra. Esto no es quitar méritos a los gobiernos panistas; es simplemente decir las cosas como son. Calderón no será recordado por esa estabilidad, y ni siquiera -como en el caso de Fox- por los pobres resultados de su Administración. Desgraciadamente se le recordará por la violencia e inseguridad que se abatieron sobre el País en los años de su Gobierno. Es una pena, pues don Felipe es un hombre bien intencionado, pero también en este caso así es... Lord Feebledick llegó a su finca rural después de asistir en Londres a la reunión anual de su regimiento, el Quinto de Calcuta. Al entrar escuchó ruidos extraños: acezos, ayes contenidos, jadeos, respiraciones agitadas. Pensó al principio que serían las mujeres del servicio, afanadas en la limpieza de la casa, pero una súbita exclamación lo sacó de su error. Esa expresión fue: "¡Papasote!". Fue a la recámara, de donde pareció provenir aquel apóstrofe vulgar, y lo que vio lo dejó suspendido: lady Loosebloomers, su mujer, se hallaba en ilícito connubio con Wellh Ung, el fornido mancebo encargado de la cría de los faisanes. Él era el papasote a quien se dirigió la señora...

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