De política y cosas peores / Cosas de golf

Napo Doughmaker, riquísimo banquero californiano, se hallaba en Nueva York en viaje de negocios. A las 4 de la mañana sonó el teléfono en su suite del Waldorf. Quien llamaba era Pancho el Mexicano, encargado de cuidar la finca campestre que en La Jolla tenía. "Señor Napo -le dice Pancho-. Le hablo para decirle que murió su perro Bluff". "¡Falleció Bluff! -se consternó el banquero-. ¡Cómo es posible! ¡Era un pomerano campeón! ¡Me costó una fortuna! Pero en fin; son cosas que suceden. Dime: ¿de qué murió el pobre animalito?" Responde Pancho: "Murió por comer carne en mal estado". Mister Doughmaker se sorprendió. "¿Y por qué comió carne envenenada?" -le preguntó al cuidador-. Explica Pancho: "Es que también murió el caballo que tenía en la cuadra. El perro comió de su carne, y se envenenó". Gime el magnate: "¿Dices que murió Thunder, mi gran caballo de carreras? ¡Dios bendito! ¡Lo compré en 10 millones de dólares, y tuve que dar además mi colección de libros de Catón! ¡Ese caballo descendía de Citation! ¡Fue ganador del Derby de Kentucky, y triunfador también en Belmont, Jamaica, Santa Anita y Pimlico! Pero está bien: son cosas que no se pueden remediar. ¿De qué murió el caballo?" Contesta Pancho: "Lo reventó el esfuerzo al tirar de un camión cisterna lleno de agua". "¿Para qué era esa agua?" "Para apagar el incendio de su casa -responde el cuidador-. Una vela cayó; cogieron fuego las cortinas, y todo se quemó". ¿Quieres decir que mi mansión de 100 millones fue destruida por una vela? ¡Cuánta calamidad, Dios mío! Y sin embargo nada se puede hacer ante el destino. Recibo pues con entereza ese otro embate de la vida. Pero, dime: ¿qué hacía ahí esa vela, si en la casa hay electricidad?" "Usamos velas en el funeral, señor" -le dice Pancho. "¿Funeral? -balbuceó mister...

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